No le gusta al señor Francisco
Benavente los artículos que escribe habitualmente Ricardo Gayol en este
periódico. Así lo manifiesta en su carta
del pasado día 1, titulada ‘Carta abierta a Ricardo Gayol con ocasión de su
artículo ¿Por qué ha subido Vox?’. Dice que sus ideas insultan a los lectores y
le pide que deje de escribir. Está dolido porque Gayol en su artículo califica
a su partido de neofascista. Pero los argumentos que da para defenderse no
hacen más que confirmar esa acusación.
Así, por ejemplo, dice que Vox
es un partido que pretende regenerar la administración pública y la vida
política que en este momento está sometida al saqueo sistemático por parte de
“unas élites políticas extractivas que diluyen la riqueza de la nación sin el
más mínimo decoro”. Pero es sabido que este es un argumento parecido al
empleado para justificar la sublevación militar del 36 contra la II República
española. A los golpistas les sobraban los partidos políticos porque no
admitían que la sociedad se organizase respetando la diversidad que le es
propia es decir, respetando el orden democrático.
Esta idea se hace más explícita
en la carta del señor Benavente cuando afirma que “esa antigua regla de clasificar
tendencias políticas y partidos, decimonónica por cierto, entre izquierdas y
derechas, con sus extremos correspondientes, es algo que queda un poco
descentrado en la realidad política del siglo XXI”, que, dicho en lenguaje
fascista, es: dejémonos de monsergas ideológicas o políticas y apliquemos la
ley y el orden (es decir, nuestra ley y nuestro orden).
Desgraciadamente la historia del
fascismo es bien conocida, aunque solo sea por el enorme sufrimiento que causó
a la humanidad, por eso sabemos que aquél busca hacerse con el poder bien por la
vía violenta (como sucedió en España), bien por
la vía de las urnas (como sucedió en Alemania).
P. D. Animo al señor Gayol a que
siga colaborando con sus columnas en este periódico en la seguridad de que hay
un sector de sus lectores que lo leen con sumo interés.
Gijón, 5-12-2019
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