1.- ¿Cómo dio Darwin con la clave para la aplicación
de la selección, empleada en el caso de especies domesticadas, a los seres
vivientes en estado natural?
Las observaciones que hizo
Darwin en el viaje del Beagle a Sudamérica le llevaron a formular su teoría de
la evolución de las especies. Concretamente, observó que en las islas Galápagos
los pinzones y los sisones presentaban diferencias morfológicas según las islas
que habitaban. Dedujo que estas variedades de la especie estaban causadas para
adaptarse a los distintos medios de cada isla.
Pero había que explicar cuál era
el mecanismo por el que se producían los cambios. En principio la encontró en
la lectura de la obra de Malthus, que había señalado a la lucha por la vida
entre los individuos de una especie como mecanismo de selección natural.
Pero la peculiaridad de la
teoría de Darwin consiste en suponer que las variaciones sobre las que actúa la
selección natural surgen de manera aleatoria; la selección se hace entonces entre esas variaciones de la especie que presentan diverso valor adaptativo. La influencia
del medio y la subsiguiente transmisión hereditaria de caracteres adquiridos
pasaban de ese modo a constituir un mecanismo secundario. Posiblemente obtuvo
esta idea de sus estudios sobre la cría de animales, en la que el criador
efectuaba una selección artificial de las características deseadas entre una
diversidad de variaciones.
2.- ¿Cuál pensaba Darwin que era la fuente de
variabilidad entre individuos de una misma especie, variabilidad sobre la que
actuaba el mecanismo de la evolución?
Darwin llamó a su teoría
“Selección natural de variaciones individuales aleatorias” para destacar el carácter
aleatorio por el que se regía el mecanismo de la selección. Este mecanismo
seleccionaba las variaciones favorables entre un conjunto de variaciones
aleatorias (de ahí que la principal fuente de variabilidad fuese el azar), de tal manera que, aún cuando las condiciones ambientales fuesen favorables, la selección natural actuaría sobre los individuos de una especie que, presentando variaciones aleatorias, se hallarían diversamente adaptados, solo desde esta concepción se podría hablar de una competición por la existencia entre dichos individuos. Este proceso continuo de divergencia explicaba además las dificultades de los naturalistas a la hora de distinguir entre variedades y especies, pues no existían variaciones de continuidad entre ellas.
Sin embargo, su teoría así
formulada se quedaría corta, porque Darwin también consideró la existencia de
variaciones adaptativas. En realidad clasificó las variaciones en diversos
tipos: espontáneas, sin causa conocida (digamos mutaciones); variaciones provocadas por el
medio, tanto sobre el organismo entero como sobre el sistema reproductor; y
variaciones provocadas por el uso y desuso de sus órganos en la línea de
Lamarck (aunque Darwin nunca aceptó la idea de éste de la existencia de una
fuerza interior para el desarrollo).
Del primer tipo de variaciones
apenas habló; en cuanto a las variaciones originadas por la acción del medio,
distinguió entre las definidas y las indefinidas. Las primeras serían
adaptativas; las segundas, que consideraba bastante más numerosas, aleatorias.
La selección natural actuaría
sobre estas últimas, pues en el caso de las variaciones adaptativas (entre las
que se incluyen las originadas por el uso o desuso de los órganos) su papel es
escaso. Así que para Darwin la selección natural era el mecanismo principal,
pero no el único de la evolución.
3.- Según la teoría de Darwin, ¿cómo se formaría una
nueva especie?
La formación de las especies,
según la teoría de Darwin, es el resultado de una relación genealógica que,
gracias a la divergencia desde una rama o tronco común, explica las diversas
jerarquías taxonómicas. El arquetipo pasa a interpretarse como un ancestro
común cuyas principales características habían perdurado en su descendencia, lo
que explica las homologías. Los órganos atrofiados observados en las especies
actuales habían sido funcionales en otro tiempo, perdiendo esta característica
a lo largo del proceso evolutivo.
4.- Describa las repercusiones de la teoría de
Darwin en el campo de la filosofía social.
Si bien la teoría de Darwin fue
decisiva para la aceptación del evolucionismo, el mecanismo que ideó para la
selección suscitó grandes controversias. En primer lugar, anulaba toda predictibilidad
en el proceso evolutivo; en segundo lugar se oponía a las ideas progresistas
imperantes en la época. Finalmente, la posición en que colocaba al ser humano,
totalmente contraria a la idea que el cristianismo tenía del mismo, provocó un
amplio rechazo social. Así, los que creían en la existencia de un plan divino,
como Kelvin, Owen y otros muchos, rechazaron la naturaleza azarosa de las
variaciones y buscaron establecer una orientación en éstas dictada por lo que
podría ser una tendencia innata al cambio y al desarrollo. Sin embargo, era difícil concretar esta idea
en una propuesta definitiva que fuese una alternativa a la selección natural.
De manera que, a día de hoy, la teoría de Darwin es la académicamente
reconocida.
Desarrolle el tema siguiente: La generación y el
desarrollo en la biología del siglo XIX.

Pero la unicidad del objeto de
estudio, el ser vivo, se diversifica ante la multiplicidad de sus
manifestaciones. Así, surgen tres grandes apartados: la forma, la función y la
transformación, aunque entre ellos se tienden no pocos puentes.
La transformación es no solo el
cambio temporal de la forma, sino también el de la función que le está
vinculada, y abarca tanto a las especies, con las teorías de la evolución, como
a los individuos, con los estudios del desarrollo, particularmente en
embriológico. A nivel microscópico, la morfología descubre la célula y aborda
su estudio. A nivel macroscópico, la morfología –la anatomía- constituye una
estructura coordinada que responde asimismo a una coordinación de funciones.
A continuación se recogen las
líneas de investigación más notables de la biología decimonónica relacionadas
con el estudio de las funciones de los seres vivos.
Conviene distinguir entre la
transmisión hereditaria de caracteres y el mecanismo que gobierna dicha
transmisión. La primera se puede estudiar sin demasiados problemas,
seleccionando una serie de caracteres identificados y viendo cómo se van
manifestando (o dejando de manifestar) de generación en generación. Este tipo
de indagación es el que, a mediados del siglo XIX, conduciría a las
generalizaciones de Mendel que, ya en el siglo XX, se elevarían al grado de
leyes.
No hay constancia de que antes
de Mendel se llevasen a cabo investigaciones sobre los mecanismos de
transmisión hereditaria de caracteres. En realidad, hasta 1900 la transmisión
hereditaria constituía una cuestión muy marginal, y con las concepciones vigentes a lo largo
del siglo XIX no cabía esperar que la transmisión hereditaria de caracteres estuviese
sometida a regularidades. En términos generales la idea era que se heredaban
las características adquiridas por los progenitores a los largo de su vida,
constituyendo la diversa influencia del medio en el desarrollo del embrión una
fuente impredecible de variabilidad adicional. Lo importante, así, no era tanto
lo que sucedía en el momento de la generación, como las vicisitudes del
desarrollo, que se efectuaba respecto a un plan de organización orientado a
preservar las características de la especie.
Este plan estaba regido por
algún tipo de fuerza vital, bien tuviese éste una naturaleza extraordinaria y
específica de los seres vivos, bien fuese asimilable a las fuerzas que operaban
en la física y en la química.
La investigación en este campo
no arrancará hasta que, ya a finales del siglo XIX, la embriología
experimental, practicada desde sus primeras décadas en el campo de la
teratología, adopte nuevos enfoques con la teoría celular.
Por otra parte, lo que sucedía
en el inicio de reproducción de los seres vivos escapó durante la mayor parte
del siglo a los medios de observación. Solo cuando el microscopio y las
técnicas asociadas a éste consiguieron penetrar en los componentes de la célula
se comenzó a ver lo que sucedía, hallándose en los cromosomas el sustrato
material de los caracteres hereditarios.
Tradicionalmente se ha
considerado a Mendel como el fundador de la genética. Pero ésta, como
disciplina, solo surgirá a comienzos del siglo XX, cuando los factores
hereditarios mendelianos se asocien a la base física constituida por los
cromosomas.
Comentario de texto:
“Era evidente que hechos como estos sólo se podrían explicar
suponiendo que las especies se modifican gradualmente, tema que me fascinaba.
Mas era asimismo evidente que ni la acción de las condiciones ambientales ni la
voluntad de los organismos (especialmente en el caso de las plantas) podía
explicar los innumerables casos en los que los organismos de todo tipo se
hallan maravillosamente adaptados a sus hábitos de vida… Tras mi vuelta a
Inglaterra me pareció que, siguiendo el ejemplo de Lyell en geología y
recogiendo todos los hechos que tuviesen algo que ver con la variación de
animales y plantas en situación de domesticación o de naturaleza, quizá se hiciese
alguna luz sobre la cuestión. Abrí mi primer cuaderno de notas en julio de
1837. Trabajaba desde un punto de vista genuinamente baconiano y, sin teoría
alguna, recogí hechos en gran escala, especialmente por lo que atañe a las producciones
en condiciones de domesticación, enviando cuestionarios impresos, utilizando
conversaciones con experimentados criadores y jardineros, y leyendo a mansalva…
Pronto me di cuenta de que la selección era la clave del éxito humano en la creación
de razas útiles de animales y plantas. Mas durante algún tiempo seguía siendo
un misterio para mí cómo era posible aplicar la selección a los organismos que vivían
en estado natural” (Charles Darwin, ´Autobiografía´)
En este texto Darwin expone las
reflexiones y trabajos que le llevaron a formular su teoría de la selección
natural (explicada en los párrafos anteriores), así como el método que siguió
para su formulación (el baconiano que consiste en la observación de la
naturaleza para, mediante la inducción, formular las teorías). Vemos como
descarta, como mecanismo de selección, a las condiciones ambientales o la
existencia de alguna fuerza vital propia de los organismos (tal como afirmaron
naturalistas de la talla de Lamarck o Buffon, por ejemplo). También alude a los
estudios que hizo sobre la cría de animales domésticos para dar con la clave de
su sistema de selección, contactando con criadores y jardineros para
beneficiarse de sus experiencias. También se inspiró para su trabajo en los estudios que hizo Lyell sobre geología (según su teoría, los fenómenos geológicos mantienen entre sí un equilibrio dinámico con el transcurso del tiempo). Igualmente dice que comenzó a escribir su cuaderno de notas en 1837, un año después de su regreso de la expedición científica en el Beagle por tierras y costas sudamericanas, donde realizó los descubrimientos que le llevarían a formular su teoría evolutiva..
En el momento de hacer estas
reflexiones parece que Darwin no había dado aún con el mecanismo de su
evolucionismo: la selección natural de variaciones aleatorias individuales (la
primera edición de ‘El origen de las especies’, en la que expone su teoría, no
se publicó hasta 1859).
Examen de la Historia General de
la Ciencia (II)
Uned, Gijón. 5/9/2019
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