lunes, 16 de abril de 2018

Involución imparable



Que España está inmersa en un proceso involutivo acelerado resulta evidente. Desde la perspectiva histórica que da el tiempo podemos comprobar que tal proceso comenzó ya con la Transición. Entonces, recién estrenada la democracia, confundimos el camino y en lugar de seguir el referente de la Europa de la Ilustración, los derechos humanos y las libertades, lo que hicimos fue perseguir el becerro de oro que nos ofrecía la Europa de los mercados. No buscamos crecer ética y culturalmente, sino la posibilidad del enriquecimiento fácil (para algunos) y el consumo masivo.
Después del tiempo de las vacas gordas vino inevitablemente el tiempo de las vacas flacas y nos dimos de bruces con la triste realidad actual: unas instituciones corrompidas y un pueblo desorientado y sin rumbo. España ha perdido una vez más el tren de la modernidad y es posible que éste haya sido el último tren.

                                              Gijón 7-4-2018

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