Desde la meteórica aparición de
Podemos en el panorama político esta formación fue objeto de ataques furibundos
por parte de determinados sectores de la sociedad. Los calificativos empleados
para demonizarlos no pueden ser más radicales: chavistas, independentistas,
populistas, yihadistas, amigos de los etarras, etc. También se prodigan los
dardos envenenados contra sus dirigentes más destacados en un cínico ejercicio
de argumentación ‘ad hominem’.
Pero este comportamiento no es
nuevo. En España ya lo hemos vivido hace unas décadas. Entonces se usaba un
único apelativo para demonizar al adversario político: los rojos. La
denominación cambia, pero el resto se mantiene. Los ataques y descalificaciones
provienen de los mismos sectores de la sociedad y los destinatarios son los
mismos: los que pretenden defender, desde la política, a los más desfavorecidos,
a los perdedores de un modelo socioeconómico injusto, a las víctimas del
neoliberalismo.
Gijón, 30-7-2017
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