Galileo Galilei: Carta a Cristina de
Lorena [fragmento].
“Yo aquí diré aquello que oí a una persona
eclesiástica de muy elevado rango, esto es, que la intención del Espíritu Santo
era enseñarnos cómo se va al cielo, y no cómo va el cielo. [...] En vista de
esto, y siendo, como se ha dicho, que dos verdades no pueden contradecirse, es
función de los sabios intérpretes el esforzarse por encontrar los verdaderos
sentidos de los pasajes sagrados, que indudablemente concordarán con aquellas
conclusiones naturales de las que tuviésemos de antemano certeza y seguridad por
la evidencia de los sentidos o por las demostraciones necesarias. Más aún,
siendo como se ha dicho que las Escrituras por las razones aducidas admiten en
muchos pasajes interpretaciones distintas del significado de las palabras y,
además, no pudiendo nosotros afirmar con certeza que todos los intérpretes
hablen por inspiración divina, pues, si así fuese, ninguna divergencia
existiría entre ellos, acerca de los sentidos de los mismos textos, creo que se
obraría muy prudentemente si no se permitiese a ninguno el comprometer los
textos de la Escritura y, en cierto modo, obligarles a tener que sostener como
verdaderas estas o aquellas conclusiones naturales, de las que alguna vez los
sentidos y las razones demostrativas y necesarias nos pudiesen demostrar lo
contrario.”
Pregunta: ¿Cuál es el papel de la
evidencia y la experiencia en la investigación científica sobre el mundo
empírico (es decir, sobre lo que Galileo llama cuestiones naturales)? ¿Cómo
entiende Galileo la relación entre ciencia y autoridad religiosa?
(Máximo 500 palabras/una cara en
times new roman 12)
Comentario de texto.
Este fragmento de la carta de Galileo
a Cristina Lorena muestra el conflicto que le tocó vivir a este en el marco de
la primera revolución científica (la del siglo XVII) en la que tuvo lugar un
cambio de paradigma en la forma de concebir la ciencia: el paso del dogmatismo (centrado
en la Biblia) y del principio de autoridad (representado por Aristóteles), a la
ciencia moderna, que busca conocer la realidad a partir de la evidencia de los
hechos mediante la observación y la experimentación.
Para explicar este cambio, Galileo
recurre a la ironía en su carta, al argumentar, posiblemente para curarse en
salud, que la Biblia nos muestra, por enseñanza directa del Espíritu Santo,
cómo debemos comportarnos para ganar el cielo (“cómo se va al cielo”), lo cual
es incuestionable, pero nada dice sobre cómo es el mundo real en el que vivimos
(“cómo va el cielo”).
En la nueva ciencia que inaugura
Galileo, la observación es la fuente básica de la evidencia científica acerca
de cómo es el mundo; y, en la medida en que no depende de las opiniones o
creencias del observador, es objetiva, es decir, trata de predecir el mundo tal
como realmente es.
La evidencia observacional se
adquiere a través de nuestros sentidos, que nos proporcionan experiencias
sensoriales. Pero cabe preguntarse hasta qué punto nuestros sentidos son
fiables. La respuesta que dan los científicos modernos es que no; nuestra
percepción está influida por factores subjetivos de diversa índole: creencias,
habilidades, emociones, experiencia previa, contextos sociales y culturales,
etc.
Para salvar este problema, los
científicos recurren a la exploración activa del entorno, es decir, recurren a
la experimentación, que consiste en manipular activamente el sistema que
quieren estudiar para observar los efectos resultantes. Además, los
experimentos científicos suelen apoyarse en alguna base teórica que permita
comprender cómo se ha de diseñar el experimento y cómo han de interpretarse sus
resultados. Otros recursos a los que acuden los científicos para garantizar la
objetividad de sus observaciones es el recurso a los medios tecnológicos que
condicionan los experimentos; la autoría colectiva (colaboración de numerosos
científicos); la propuesta de hipótesis (conjeturas como posibles respuestas a
una pregunta científica), etc.
El método que se suele seguir para
hacer una investigación científica es el hipotético-deductivo que se desarrolla
de acuerdo con las siguientes fases:
1) Formulación de una pregunta de
investigación ante un problema no resuelto
2) Propuesta de hipótesis
3) Inferencia de las previsiones e
implicaciones empíricas
4) Comprobación empírica de las
implicaciones y predicciones de las hipótesis
5) Se descartan o revisan las hipótesis
refutadas empíricamente
Finalmente, otra característica de la nueva ciencia es el uso de instrumentos para acceder a observaciones que rebasan el límite de las proporcionadas por nuestros sentidos (la observación directa). Así, Galileo hizo uso del telescopio para obtener evidencia en contra de las teorías astronómicas tradicionales, constituyendo un recurso decisivo para sustituir la teoría geocéntrica (ptolomeica) por la heliocéntrica (copernicana).
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