lunes, 20 de marzo de 2017

Sobre la campaña homófoba


Ante la campaña homófoba que emborrona aún más la ya de por sí caótica situación del país, Cosme Cuenca, en su columna del día 17, ‘¿Molesto si pregunto?’, se dirige a los expertos en la materia (biólogos, sexólogos, etc.) para que, con su informado criterio, arrojen luz sobre el tema. Sin embargo, cualquiera puede acceder a cualquier manual de Ética para encontrar respuestas al respecto. Así, en uno de ellos podemos leer:
“Las éticas aplicadas se desarrollan en sociedades liberales y laicas. Sociedades en las que el Estado se esfuerza en mantener una posición de neutralidad frente a las cuestiones que afectan a la bondad o a la maldad de la vida humana. Fieles al precepto liberal clásico, los estados liberales no hacen suya la obligación de moralizar a las personas. Solo tratan de impedir que se hagan daño unas a otras. Consideran que el ámbito privado le pertenece a cada cual y que ningún individuo puede pretender que su concepción particular del bien sea aceptado por la colectividad. Tratar de imponer una visión de la vida buena a los demás es propio de los totalitarismos y de las religiones fundamentalistas. En un Estado liberal, las religiones deben ser consideradas como un asunto privado, y no tienen derecho a universalizar sus doctrinas morales”. Y sigue el texto:
“Precisamente, las doctrinas morales religiosas han tendido siempre a no quedarse en un deseable nivel de abstracción, sino que han querido descender a una casuística que moralizara sobre determinadas prácticas. La obsesión de la doctrina moral católica por normativizar los comportamientos sexuales es de todos conocida.”
Que después de 40 años de democracia en este país estemos dándole vueltas a estos temas debería de preocuparnos. 


                                                            Gijón, 17-3-2014

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