Para realizar el
análisis de la situación política actual parto de dos titulares salidos en la
prensa estos días. Ambos hacen referencia a sendas intervenciones realizadas en
la Escuela de Verano de la UGT, celebrada en Gijón la semana pasada. Una
corresponde a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y otra a Javier
Fernández, secretario general del PSOE asturiano y presidente del Principado.
Estas declaraciones tienen la suficiente entidad como para servir de base sobre
la que elaborar la crítica.
La frase de Pedro Sánchez
La frase relativa
a Pedro Sánchez es: “Sánchez pide en
Gijón el apoyo de Podemos y Ciudadanos para regenerar
España”. Creo que esta frase contiene la palabra en torno a la cual deben
realizarse todos los debates y construir la acción política. Se trata de la
palabra “regeneración”. Y ello es
así porque existe en amplios sectores de la sociedad un clamor exigiendo la regeneración política de este país (a la que se añaden multitud de
intelectuales y politólogos). Resulta obligado, pues, hacer preguntas tales
como: qué hay que regenerar; por qué hay que regenerar; quién tiene que
regenerar y cómo hay que hacerlo.
Qué hay que regenerar
La grave crisis que padecemos presenta varias formas. Además de la económica que es la más visible, hay otra que es la política, institucional y de los valores que es la más dañina. Este aspecto de la crisis fue bien señalado por el movimiento 15-M, acontecimiento social de primera
magnitud ocurrido en España en 2011. Viene definido por las tres máximas
siguientes: “Lo llaman democracia y no lo es”, en alusión al déficit
democrático que estamos padeciendo; consecuentemente se reivindicaba
“Democracia real ya”, y una tercera frase, “No nos representan”, en alusión a
la deficiente representación ciudadana en las instituciones democráticas
(incluidos partidos y sindicatos). Es decir, lo que hay que regenerar es la
democracia.
Por qué hay que regenerar
Para contestar al
por qué de esta regeneración tenemos que partir de la definición de democracia,
que es, como se sabe, el gobierno del pueblo. En este sistema la soberanía
recae, pues, sobre los ciudadanos que se convierten en responsables y
protagonistas últimos de la política. Vistas así las cosas, el problema se
plantea porque en la actualidad los ciudadanos no pintan nada o muy poco en los
asuntos públicos, abriéndose un abismo entre aquellos (representados) y los
políticos (representantes). Son estos los que controlan las instituciones con
escasa participación de los ciudadanos, de tal manera que se puede hablar de
politocracia (gobierno de los políticos) en lugar de democracia. Podemos
entender mejor la escasa participación política si tenemos en cuenta el
siguiente hecho:
Globalización neoliberal
Desde hace 40 años se impuso en
el mundo el neoliberalismo de tal manera que calificamos el fenómeno de la
globalización como neoliberal (globalización neoliberal) en alusión a que es el
neoliberalismo (el capitalismo llevado a sus últimas consecuencias) quien
pilota este fenómeno y no la democracia y menos aún el socialismo. En tales
circunstancias, es fácil entender que, cumpliéndose la sentencia de Marx, “la
cultura dominante en una sociedad es siempre la cultura de la clase dominante”, se haya
impuesto en el mundo el pensamiento neoliberal que, de tan hegemónico, se llama
‘único’. Es este pensamiento el que configura el modelo de ciudadano de nuestra
sociedad, el de productor-consumidor, es decir, un tipo individualista
(egoísta) que pone su felicidad en el consumo, muy lejos del modelo de
ciudadano republicano que tiene como código ético el compromiso social y
político.
En España este
fenómeno se agrava como consecuencia de nuestro pasado histórico calamitoso, lo
que hace que nuestro país sea el que padece mayor desafección política de toda
Europa, incluyendo los países del Este (más del 80 por ciento).
El mayor error de la izquierda
Esta situación
deja al descubierto lo que creo fue el mayor error cometido por la izquierda en
lo que llevamos de democracia. No supo dar la batalla ideológica, cultural, de
los valores. Concretamente en el PSOE esta postura creo que fue intencionada
como lo prueba la frase de Felipe González: “no importa que el gato sea blanco
o negro, lo importante es que cace ratones”. Pues bien, no sé si el gato que
tenemos ahora es blanco o negro, paro lo que sí sé es cómo se llama:
neoliberalismo.
Quién debe regenerar y cómo
La pregunta de quién debe
regenerar tiene fácil respuesta: la regeneración empieza por uno mismo. Yo solo
puedo regenerarme a mí si quiero tener alguna posibilidad de regenerar a los de
mi entorno. Por lo mismo, el PSOE tiene que regenerarse a sí mismo como paso
previo para regenerar a la sociedad. La acción política prioritaria del PSOE es
pues la regeneración del partido.
La pregunta de
cómo hay que regenerarse también tiene fácil respuesta: si la regeneración
significa democratización y ésta pasa por la implicación política de los
ciudadanos, estos tendrán que tener la suficiente formación, el suficiente
criterio, para asumir la responsabilidad de la participación política. Primer
objetivo, pues, del partido: la formación ideológica, política y ética de los militantes.
La frase de Javier Fernández
La segunda frase que sirve de
base para el análisis es la pronunciada por Javier Fernández: “(Javier Fernández) rechaza las continuas
consultas a la militancia y los sistemas asamblearios porque sólo sirven para
ratificar posiciones ya tomadas”. La
pregunta que tenemos que hacernos es si esta afirmación es cierta. Si es
afirmativa (y yo creo que lo es), pone de manifiesto una dramática realidad: no
se deben hacer consultas a la militancia porque ésta no está lo suficientemente
preparada, carece de criterio propio para decidir por sí misma. De donde se
deduce que la militancia es menor de edad y debe ser tutelada por los políticos
profesionales que sí saben. Lo que confirma la tesis expuesta más arriba: los
ciudadanos no pueden participar en política porque les falta preparación. La
democracia se ha transmutado en politocracia.
Esta situación me
recuerda a los referéndums que hacía el régimen de Franco. Los ganaba con un
porcentaje a favor del 99 por ciento. Pero ello era debido a que el sistema
había reducido a los españoles a la condición de súbditos, menores de edad. ¿No
seguiremos los españoles en la actualidad, después de 40 años de democracia,
sumidos en el mismo calamitoso estado? Mi respuesta, en sintonía con muchos
politólogos, es que sí.
Conclusión
La conclusión que se puede sacar
a todo esto es que la izquierda (léase
PSOE, Podemos e Izquierda Unida) no tendrá ninguna posibilidad de gobernar (con
un programa realmente de izquierdas) mientras que en España se mantenga el
déficit democrático actual. Eso el PP lo sabe, de ahí su pasividad en la
conformación de gobierno.
Juan Manso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario