miércoles, 14 de septiembre de 2016

Intervención en la Asamblea del PSOE (12-9-2016)


Para realizar el análisis de la situación política actual parto de dos titulares salidos en la prensa estos días. Ambos hacen referencia a sendas intervenciones realizadas en la Escuela de Verano de la UGT, celebrada en Gijón la semana pasada. Una corresponde a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y otra a Javier Fernández, secretario general del PSOE asturiano y presidente del Principado. Estas declaraciones tienen la suficiente entidad como para servir de base sobre la que elaborar la crítica.
La frase de Pedro Sánchez
La frase relativa a Pedro Sánchez es: “Sánchez pide en Gijón el apoyo de Podemos y Ciudadanos para regenerar España”. Creo que esta frase contiene la palabra en torno a la cual deben realizarse todos los debates y construir la acción política. Se trata de la palabra “regeneración”. Y ello es así porque existe en amplios sectores de la sociedad un clamor exigiendo la regeneración política de este país (a la que se añaden multitud de intelectuales y politólogos). Resulta obligado, pues, hacer preguntas tales como: qué hay que regenerar; por qué hay que regenerar; quién tiene que regenerar y cómo hay que hacerlo.
Qué hay que regenerar
La grave crisis que padecemos presenta varias formas. Además de la económica que es la más visible, hay otra que es la política, institucional y de los valores que es la más dañina. Este aspecto de la crisis fue bien señalado por el movimiento 15-M, acontecimiento social de primera magnitud ocurrido en España en 2011. Viene definido por las tres máximas siguientes: “Lo llaman democracia y no lo es”, en alusión al déficit democrático que estamos padeciendo; consecuentemente se reivindicaba “Democracia real ya”, y una tercera frase, “No nos representan”, en alusión a la deficiente representación ciudadana en las instituciones democráticas (incluidos partidos y sindicatos). Es decir, lo que hay que regenerar es la democracia.
Por qué hay que regenerar
Para contestar al por qué de esta regeneración tenemos que partir de la definición de democracia, que es, como se sabe, el gobierno del pueblo. En este sistema la soberanía recae, pues, sobre los ciudadanos que se convierten en responsables y protagonistas últimos de la política. Vistas así las cosas, el problema se plantea porque en la actualidad los ciudadanos no pintan nada o muy poco en los asuntos públicos, abriéndose un abismo entre aquellos (representados) y los políticos (representantes). Son estos los que controlan las instituciones con escasa participación de los ciudadanos, de tal manera que se puede hablar de politocracia (gobierno de los políticos) en lugar de democracia. Podemos entender mejor la escasa participación política si tenemos en cuenta el siguiente hecho:
Globalización neoliberal
Desde hace 40 años se impuso en el mundo el neoliberalismo de tal manera que calificamos el fenómeno de la globalización como neoliberal (globalización neoliberal) en alusión a que es el neoliberalismo (el capitalismo llevado a sus últimas consecuencias) quien pilota este fenómeno y no la democracia y menos aún el socialismo. En tales circunstancias, es fácil entender que, cumpliéndose la sentencia de Marx, “la cultura dominante en una sociedad es siempre la cultura de la clase dominante”, se haya impuesto en el mundo el pensamiento neoliberal que, de tan hegemónico, se llama ‘único’. Es este pensamiento el que configura el modelo de ciudadano de nuestra sociedad, el de productor-consumidor, es decir, un tipo individualista (egoísta) que pone su felicidad en el consumo, muy lejos del modelo de ciudadano republicano que tiene como código ético el compromiso social y político.
En España este fenómeno se agrava como consecuencia de nuestro pasado histórico calamitoso, lo que hace que nuestro país sea el que padece mayor desafección política de toda Europa, incluyendo los países del Este (más del 80 por ciento).
El mayor error de la izquierda
Esta situación deja al descubierto lo que creo fue el mayor error cometido por la izquierda en lo que llevamos de democracia. No supo dar la batalla ideológica, cultural, de los valores. Concretamente en el PSOE esta postura creo que fue intencionada como lo prueba la frase de Felipe González: “no importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”. Pues bien, no sé si el gato que tenemos ahora es blanco o negro, paro lo que sí sé es cómo se llama: neoliberalismo.
Quién debe regenerar y cómo
La pregunta de quién debe regenerar tiene fácil respuesta: la regeneración empieza por uno mismo. Yo solo puedo regenerarme a mí si quiero tener alguna posibilidad de regenerar a los de mi entorno. Por lo mismo, el PSOE tiene que regenerarse a sí mismo como paso previo para regenerar a la sociedad. La acción política prioritaria del PSOE es pues la regeneración del partido.
La pregunta de cómo hay que regenerarse también tiene fácil respuesta: si la regeneración significa democratización y ésta pasa por la implicación política de los ciudadanos, estos tendrán que tener la suficiente formación, el suficiente criterio, para asumir la responsabilidad de la participación política. Primer objetivo, pues, del partido: la formación ideológica, política y ética de los militantes.
La frase de Javier Fernández
La segunda frase que sirve de base para el análisis es la pronunciada por Javier Fernández: “(Javier Fernández) rechaza las continuas consultas a la militancia y los sistemas asamblearios porque sólo sirven para ratificar posiciones ya tomadas”.  La pregunta que tenemos que hacernos es si esta afirmación es cierta. Si es afirmativa (y yo creo que lo es), pone de manifiesto una dramática realidad: no se deben hacer consultas a la militancia porque ésta no está lo suficientemente preparada, carece de criterio propio para decidir por sí misma. De donde se deduce que la militancia es menor de edad y debe ser tutelada por los políticos profesionales que sí saben. Lo que confirma la tesis expuesta más arriba: los ciudadanos no pueden participar en política porque les falta preparación. La democracia se ha transmutado en politocracia.
Esta situación me recuerda a los referéndums que hacía el régimen de Franco. Los ganaba con un porcentaje a favor del 99 por ciento. Pero ello era debido a que el sistema había reducido a los españoles a la condición de súbditos, menores de edad. ¿No seguiremos los españoles en la actualidad, después de 40 años de democracia, sumidos en el mismo calamitoso estado? Mi respuesta, en sintonía con muchos politólogos, es que sí.
Conclusión
La conclusión que se puede sacar a todo esto es que la izquierda  (léase PSOE, Podemos e Izquierda Unida) no tendrá ninguna posibilidad de gobernar (con un programa realmente de izquierdas) mientras que en España se mantenga el déficit democrático actual. Eso el PP lo sabe, de ahí su pasividad en la conformación de gobierno.

Juan Manso.

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