El excelente artículo de
Fulgencio Argüelles, ‘Las ocultas intenciones del lenguaje’, publicado en este
periódico el pasado día 21, nos da claves importantes para entender mejor la
realidad. Concretamente, nos dice cómo, desde diversos ámbitos (el político, el
mediático, el social, etcétera) se manipula el lenguaje de forma interesada.
Así, cuando la manipulación es intencionada, nos encontramos ante un sofisma o
falacia, mientras que, si el que deforma las palabras se engaña a sí mismo,
estamos ante un paralogismo.
También nos dice Fulgencio que
tal tergiversación del lenguaje resulta harto frecuente, algo que corroboran
dos noticias publicadas por el mismo diario en ese mismo día. Una es la
organización por parte del colegio San Vicente de Paúl de lo que denomina
“Carrera solidaria” en la que participaron los padres y alumnos de ese colegio
con la aparentemente buena intención de recaudar dinero para una ONG (hasta 945
euros obtuvieron). Ante los gravísimos problemas de insolidaridad que estamos
viviendo, como el de la dramática situación en que se encuentran millones de
refugiados perdidos en tierra de nadie, llamar solidario a este acto resulta
una falacia porque banaliza el término.
La otra noticia dice así: “El
triunfo de la fe. Sancionado por la liga sin la posibilidad de fichar y con la
plantilla más joven de Primera, el Sporting de los ‘guajes’ logró una épica
permanencia”. Aquí la falacia está en el tratamiento que se da a la noticia de
la sanción al Sporting. En un ambiente de euforia y celebración por la
permanencia, un hecho a todas luces condenable como es una sanción, pasa
totalmente desapercibido.
Gijón,
22-5-2016
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