“Son liberticidas e hipócritas. Miran para
otro lado cuando se comen un chuletón de matadero”. Estos fueron los
principales argumentos en los que se apoyó la derecha municipal para seguir con
las corridas de toros en Gijón. Pero son tan pobres que se desmontan fácilmente.
Respecto a lo de ‘liberticidas’, cualquier persona, preocupada por la política,
sabe que la palabra ‘libertad’ no tiene el mismo significado para la derecha
que para la izquierda. Aquella la entiende como libertad individual, para hacer
lo que a uno se le antoje (asistir a espectáculos crueles, por ejemplo); es lo
que se llama libertad negativa. La izquierda entiende la libertad como la
capacidad para participar en la vida pública; se la conoce como positiva. Esta
libertad, que se alcanzó con la democracia, fue el resultado de heroicas luchas
de muchos de nuestros antepasados (otra cosa es que, en los tiempos actuales,
tal gesta haya caído en el olvido y la mayoría opte por la inhibición
política). Desde esta perspectiva, calificar de liberticida a la izquierda es
un sinsentido. Llamar hipócritas a los antitaurinos porque comen chuletón
denota simplemente que no se enteran de los argumentos que aducen aquéllos para
pedir la supresión de las corridas.
Otra cosa son
las condiciones insoportables a que se ven sometidos muchos animales en aras
del negocio alimenticio. No cabe duda de que habría que legislar en el sentido
de cambiar tales condiciones. Pero las cosas no se cambian de un día para otro,
sino que requieren un proceso de concienciación social. Si el primer paso de
este proceso, la supresión de las corridas, no se da, difícilmente se darán los
demás.
Gijón, 17-9-2015
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