miércoles, 5 de agosto de 2015

El rey desnudo


Hay días en los que las noticias y los comentarios políticos se combinan para señalar, igual que el niño del cuento, que el rey está desnudo o para mostrar que muchos dirigentes políticos practican el maquiavelismo con un arte que supera al propio Maquiavelo. Tal ocurrió, por ejemplo, el día 1 de agosto en este mismo periódico.
Efectivamente, en esa fecha El Comercio recoge las declaraciones de Rajoy haciendo un balance del curso trascurrido, al tiempo que esboza el proyecto de Presupuestos para 2016 en clave a la vez de recuperación y electoralista, como haciendo ver que, gracias a las medidas tomadas por su Gobierno (eso sí, necesariamente dolorosas), España puede mirar al futuro con esperanzado optimismo (siempre que sigamos confiando en él, naturalmente).
Al mismo tiempo, en otras páginas del mismo diario, artículos como ‘De aquellos políticas vienen estos lodos’, de Fulgencio Argüelles; ‘Hablemos del funcionariado’, de Argüelles-Meres; o la propia Editorial, ‘Balance preelectoral’, desenmascaran a los impostores con argumentos incontestables, tales como que las medidas de austeridad y recortes, tomadas por el Gobierno, no sirvieron más que para aumentar las desigualdades y disminuir los derechos; o la equiparación entre el discurso de la recuperación macroeconómica que hace Rajoy y el uso del diablo que hacen tradicionalmente las religiones para impedir que los excluidos de siempre despierten de su letargo; o la demonización que hizo el PP de los funcionarios públicos para bajarles el sueldo y aumentarles la carga de trabajo que, además de injusta, resultó inútil porque, no solo se mantuvieron los privilegios de los políticos, sino también los cargos nombrados a dedo por ellos, con el consabido fracaso en la resolución de los problemas.
La conclusión que puede sacarse de estos análisis parece obvia: es un monumental error pretender salir de la crisis múltiple que padecemos por la vía del neoliberalismo, porque fue éste quien la produjo.


                                                     Gijón, 5-8-2015

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