“Si algo votaron los gijoneses
fue la convivencia en paz, y hoy es un día para demostrar que la tolerancia no
se predica, se ejerce”. Estas fueron las declaraciones de la señora Moriyón
para justificar su presencia como alcaldesa en los actos religiosos de la misa
celebrada en la iglesia de San Pedro y la posterior bendición de las aguas.
Pero no puede estar más
equivocada nuestra regidora, pues es bien sabido que lo que votaron los
gijoneses, en sintonía con el resto del país, fue el cambio. Su falta de
sensibilidad política resulta comprensible si se tiene en cuenta que, según sus
propias declaraciones al entrar en la alcaldía en la anterior legislatura,
nunca antes había ejercido el derecho al voto.
Tampoco acierta con el otro argumento
para asistir a la ceremonia religiosa: el de la tradición; porque el progreso
se hizo siempre superando las tradiciones. De no haber sido así, no habríamos
salido del régimen esclavista de la Antigüedad o del feudalista de la
Edad Media o del dictatorial del
franquismo.
Tampoco fueron afortunadas las
palabras del párroco de San Pedro: “Vamos todos en el mismo barco”. Señor
Cuesta, aún admitiendo que esa afirmación sea verdad, omite usted un hecho de
especial relevancia: que unos viajan en primera, con todas las comodidades y
otros en tercera, en condiciones indignas. Para decirse mensajero de la
doctrina de Cristo, debería haber señalado esta realidad en sintonía con el
concepto evangélico de que todos somos iguales porque todos somos hijos de
Dios.
Gijón, 7-7-2015
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