martes, 30 de junio de 2015

Filosofía y religión en Bruno


Giordano Bruno es coetáneo de Kepler y Galileo -un poco más joven- y su doctrina inspiró a filósofos como Spinoza y Hegel.
Defensor a ultranza del heliocentrismo, que mezcla con sus propias especulaciones, enemigo, por tanto del geocentrismo, supo entender la importancia del nuevo pensamiento para comprender el mundo.
Neoplatónico, enemigo igualmente del aristotelismo, concibió un universo infinito, uno e inmóvil, del que Spinoza tomó la idea de la sustancia única. Creía que Dios era la causa interna (artífice interno) de los fenómenos naturales. Se acerca así a una concepción panteísta del mundo, donde Dios se identifica con la totalidad, con la Naturaleza, no siendo nada distinto a ella.
 Afirma la existencia de múltiples sistemas solares que surgen y desaparecen en un universo que se desarrolla como un organismo vivo, animado por el alma del mundo, donde todos los seres, tanto los vivos como los inanimados, son entendidos como manifestaciones de este organismo.
La defensa que hizo de las teorías de Copérnico no la fundamenta en conceptos científicos, sino en su idea de un universo infinito. Sus especulaciones, aún carentes de contenido científico, tuvieron una gran influencia en la nueva manera de concebir el mundo.
Perseguido, encarcelado y quemado vivo en Roma, en el año 1600, por la Inquisición, Bruno representa el espíritu típico de los pensadores humanistas. El año de su muerte es considerado por muchos autores como fecha de terminación del Renacimiento.

(Pregunta de examen de Historia de la filosofía medieval y renacentista II. Grado en Filosofía. UNED-Gijón, 8-6-2015)

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