Los partidos políticos están
otra vez en la recta final de la carrera hacia unos nuevos comicios
electorales. La importancia y singularidad de esta convocatoria están
determinadas por el contexto de profunda crisis en que se produce. Pero hay
otro factor, no menos importante, que convierte el encuentro electoral del
próximo día 24 en excepcional: la posibilidad de que se produzca un cambio
sustancial en el actual panorama político que, después de más de 35 años de
democracia, se muestra caduco, amortizado, incapaz de hacer frente a los nuevos
retos que se presentan.
La alternancia en el Gobierno de
dos partidos políticos, denominados centro-derecha, uno, y centro-izquierda, el
otro, es decir, con el centro político como referente común, les llevó a la
inoperancia, la rutina y la indiferenciación, más preocupados en ganar
elecciones que en transformar la sociedad. La acusación de miles de españoles
que salieron a la calle a gritar que los actuales partidos no nos representan,
responde a una realidad cierta. Esta indignación acertó a organizarse y a crear
nuevos cauces de participación que pueden dinamitar el tapón creado por los
viejos partidos. La aparición de nuevos actores en el panorama político puede
acabar con la ineficacia de unos políticos prepotentes y endiosados y hacerlos bajar del pedestal al
que se han subido para encontrarse con la dura realidad en la que vivimos la
mayoría de los mortales.
Gijón, 14-5-2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario