La necesidad de regeneración del
mundo de la política reviste caracteres de emergencia, aunque sólo sea por una
cuestión de estética. Las campañas electorales han llegado a tal punto de
ordinariez que invitan más al aislamiento que al seguimiento de la vida
pública. Los políticos, en lugar de explicar los programas con lenguaje sencillo, accesible a todos, se
enzarzan en el consabido ‘y tú más’, descubriéndose las vergüenzas unos a
otros. A la vista de lo que nos espera en los próximos meses, ¿hay alguien que
nos pueda redimir de este bochorno nacional? Quizá sí; quizá los llamados
intelectuales nos puedan echar una mano; gente de la universidad, dedicada a la
enseñanza y que valore la cultura. Ya se han dado algunos pasos: Ángel
Gabilondo, Manuela Carmela, Luís García Montero, Fernando Delgado, Ángeles
Caso… Esperemos que cunda el ejemplo y se logre invertir esta desastrosa
deriva.
Gijón, 30-3-2015
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