Los españoles hemos sufrido una
nueva agresión involucionista por parte de este Gobierno, pues así se puede
calificar el currículo de Religión que el Ministerio de Educación acaba de
aprobar para ser aplicado a los alumnos tanto de primaria, como de secundaria y
bachillerato. Se premia de esta manera el inestimable apoyo que la jerarquía de
la Iglesia
española hace al ideario reaccionario de la derecha.
Conceptos recogidos en frases
como que el alumno “Reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el origen
divino del cosmos y distingue que no proviene del caos y el azar” o “La
incapacidad de la persona para alcanzar por sí misma la felicidad” producen
efectivamente asombro, pero por pertenecer cronológicamente a épocas pasadas.
Nadie duda a estas alturas de la historia que el cosmos surgió hace unos 14.000
millones de años del Big Bang (Gran Explosión) y que desde entonces el universo
se está expandiendo. Afirmar que detrás de ese momento primigenio está Dios es
pura concesión a la fantasía.
Respecto a la felicidad, acabo
de disfrutar de la lectura de un estupendo libro, ‘Muchas felicidades. Tres
visiones y más de la idea de felicidad”, en el que tres buenos pensadores,
García Gual, Javier Gomá y Fernando Savater recogen las reflexiones que los
filósofos hicieron sobre la felicidad a lo largo de la historia. No hay ni una
sola mención a Dios. Lo cual no quiere decir que no haya personas felices con
la idea de Dios, sino que, para ser felices, no lo necesitamos en absoluto.
En definitiva, un grave error
más de este Gobierno que no entiende que lo que necesitamos para el buen
funcionamiento de la política (y tener así más posibilidades de ser felices) es
más ciudadanía crítica y menos feligresía.
Gijón, 10-3-2015
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