jueves, 5 de febrero de 2015

'Yo soy Charlie'


Es habitual que creyentes de la religión católica hagan pública su fe, seguramente porque quieren hacer participes a los demás de sus bondades. Este exhibicionismo no suele ocurrir entre los no creyentes, quizá porque consideran que éste es un asunto privado y no tienen por qué publicarlo. El caso es que, por uno u otro motivo, y a veces sin él, salen a la palestra. Tal ocurrió a raíz del cruel atentado de la revista ‘Charlie Hebdo’. Muchos se han solidarizado con el Papa al hacer pública su protesta por considerar que la crítica (en este caso a las religiones) no debe sobrepasar ciertos límites porque hieren sensibilidades.
Están en su derecho a protestar, pero creo que son parciales en los juicios que hacen. No tienen en cuenta que la historia de esta religión se caracteriza por su intolerancia y su persecución a los que no compartían su fe. La tolerancia que disfrutamos actualmente en occidente no ha sido gratuita. Es el resultado de siglos de heroica y dramática lucha que costó la vida de muchos de nuestros antepasados. En España mismo, los que nacimos en el anterior régimen sufrimos en nuestras carnes la represión y la intolerancia religiosa. Pero todavía, a día de hoy, esta misma Iglesia pretende extender sus creencias a todos en temas tales como sexo, familia, educación, etcétera.
Creo que es en este contexto donde debemos situar el análisis del ejercicio de la libertad de expresión que practican algunos medios como la revista que nos ocupa, así como la interpretación del coreado lema ‘Yo soy Charlie’. La lucha por las libertades no se acaba nunca.


                                                          Gijón, 5-2-2015  

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