La entrevista que Jordi Évole
hizo a Esperanza Aguirre el pasado día 8 en La Sexta puso de manifiesto el nivel de degradación
moral y política a la que se ha llegado en la vida pública. Esta mujer,
pretendiendo dar la imagen de liberal, lo único que mostró, por las cosas que
dijo, fue su cinismo.
Fue entrevistada por su
condición de figura política, tanto por los altos cargos que desempeñó
(ministra de un Gobierno de Aznar, presidenta de la Comunidad de Madrid),
como por los que pretende desempeñar (alcaldesa de Madrid), sin embargo, no
duda en utilizar esa entrevista para hacer publicidad de la empresa privada
donde trabaja actualmente (al parecer de caza-talentos), es decir, usa la
política con fines privados. Afirma con todo desparpajo que Telemadrid es una
cadena que se caracteriza por la pluralidad informativa, cuando es de dominio
público que actúa como ente publicitario del PP. Asegura sin rubor que no hubo
recortes ni en educación ni en sanidad, cuando en Madrid se dieron las mayores
movilizaciones que se conocen (las mareas blancas) para oponerse a los recortes
de su Gobierno. Propone una especie de órgano (se supone que público) para
hacer una selección (casting) entre los candidatos a cargos políticos, con lo
que se rebajaría notablemente el papel de los ciudadanos para elegir a sus
representantes. Minimizó que bajo su mandato presidencial se colaran en la Administración
pública madrileña los mayores chorizos. Usó la entrevista para desprestigiar
repetidamente a los dirigentes de Podemos con la conocida táctica del ‘y tú
más’. La rúbrica a esta patética actuación la puso cuando, ante las preguntas
incómodas de Évole, finalizó la entrevista de manera abrupta.
La degradación política
madrileña se aprecia mejor si comparamos la triste figura de Aguirre con la
dignidad del antiguo alcalde madrileño, Tierno Galván.
Gijón, 14-2-2015
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