sábado, 17 de enero de 2015

Libertad de expresión


Los dramáticos atentados terroristas, como el perpetrado por fanáticos yihadistas contra la revista satírica ‘Charlie Habdo’, ponen en valor una de las conquistas más valiosas alcanzadas por la humanidad de la mano de la democracia: la libertad de expresión. Afortunadamente, el mundo occidental, nuestro mundo, parece liberado de la plaga de la intransigencia, aunque desde hace relativamente poco. Baste recordar el holocausto judío en la primera mitad del siglo pasado o la aún más reciente censura franquista.
Pero, siendo esta libertad alcanzada un gran avance, dista mucho aún de ser todo lo satisfactoria que debería. Me refiero a que no hacemos uso correcto de tal libertad. Por ejemplo, es bien sabido que muchos medios de comunicación manipulan intencionadamente las noticias. Pero hay otro problema más acuciante, si cabe: nuestra dificultad para usar esa libertad a fin de entendernos. Generalmente, nos aferramos a nuestras ideas sin movernos ni un milímetro; o por decirlo con una expresión feliz de Sánchez Ferlosio, “nunca se convence a nadie de nada”. A este respecto, también Einstein, que además de ser un genial científico fue filósofo, nos alertó con una de sus célebres frases: “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. Es decir, aún nos queda mucho camino por recorrer en el mundo de la comunicación para alcanzar las cotas de civilización deseadas.

                                                           Gijón, 17-1-2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario