Siendo yo estudiante de
filosofía en la UNED
y enfrentado al reto de tener que examinarme en breve de las corrientes
actuales de la filosofía en clave fenomenológica, no puedo menos que sentirme
concernido por el tema que Babelia propone a sus lectores: ¿Ha matado la
ciencia a la filosofía? Porque fue Bergson, precursor de la fenomenología, el
filósofo que, quizá, más acertadamente defendió la filosofía del tsunami de la
ciencia. Seducido en un principio por el rigor del positivismo, pronto se
encontró con una sorpresa: el concepto del tiempo que maneja la ciencia no se
corresponde con el experimentado por la conciencia del individuo. Aquél es
exterior y espacial, éste, interior y duradero (los recuerdos del pasado se
unen al presente y ambos condicionan el futuro). De la idea de duración se
deriva el concepto de la libertad humana; ésta será mayor cuando nuestros actos
se ajusten a nuestra conciencia más auténtica y menor cuando actuemos guiados
por las costumbres. Tampoco el método experimental de la ciencia sirve para
comprender el sentido de las cosas, a las que se llega por la intuición, más
que por la inteligencia. En definitiva, Bergson inició el camino (seguido
después por el existencialismo, la Hermenéutica , la Escuela de Frankfurt,
etc.) que devuelve a la filosofía la primacía en nuestra eterna pretensión de
conocer al mundo y a nosotros mismos.
Gijón, 4-1-2015
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