“La costumbre de no escuchar a
sus militantes es el cáncer de esta organización”. Así de rotundo se expresaba
Faustino Sabio, candidato al cargo de coordinador local de IU-Gijón en las
recientes elecciones celebradas en esa agrupación política. Consecuentemente,
proponía dar más poder de decisión a las bases, a lo que su contrincante, que
representaba al ‘aparato’, se oponía con el pretexto de que esa medida cerraba
el paso a los no militantes.
Creo que no se puede expresar
mejor el problema que aqueja, no sólo a esa organización sino a todas las
demás. Se trata de la falta de democracia interna. Esta situación de
anquilosamiento produjo la autoexclusión de muchos militantes (los mejores), la
inoperancia de los partidos y, en definitiva, la desafección política de
amplios sectores de la sociedad.
Lamentablemente, este candidato
perdió las elecciones (es muy difícil derribar al ‘aparato’). Y es que el
mensaje que Faustino llevó en su campaña: “hablar, hablar, hablar”, no se ha
entendido. Precisamente, ese es el problema de fondo de todos los partidos:
nuestra incapacidad para dialogar.
Gijón, 6-10-2014
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