martes, 2 de septiembre de 2014

El fenómeno de Podemos


La meteórica irrupción de Podemos en el panorama político desata ríos de tinta tratando de analizar el fenómeno. Las críticas son en general negativas y van desde la identificación de Pablo Iglesias, su cabeza visible, con el populismo chavista hasta con el fascismo de Mussolini, pasando por el terrorismo etarra o el comunismo estalinista. Sin embargo, creo que pocas veces nos encontramos ante una realidad tan fácilmente interpretable.
El fenómeno de Podemos surge como consecuencia de que todos los partidos políticos tradicionales, tanto de derechas como de izquierdas o nacionalistas, se muestran tan incapaces de sacarnos de la crisis como lo fueron a la hora de prevenirla. El acierto de Pablo Iglesias y el grupo de profesores de la Universidad Complutense que lidera el movimiento consiste en que acertaron a encauzar la frustración social que ya se puso de manifiesto en 2011, cuando los indignados tomaron las calles para denunciar que las instituciones, principalmente los partidos, no nos representaban.
Por todo ello, este fenómeno no puede más que interpretarse en clave positiva, por cuanto puede ser un revulsivo que nos saque del callejón sin salida en el que estamos metidos. Revulsivo en primer lugar para los partidos políticos en general que deben regenerarse (democratizarse) y los de izquierda en particular que deben liderar una alternativa eficaz que se oponga al neoliberalismo imperante. No parece que se esté produciendo ni una cosa ni la otra. Revulsivo en segundo lugar para la propia sociedad que debe salir del endémico apoliticismo y comprometerse con la cosa pública. En la medida en que esto se produzca habrá alguna posibilidad de cambio.


                                                                  Gijón, 2-9-2014   

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