domingo, 24 de agosto de 2014

Falta de empatía


La carta publicada en esta sección el pasado día 14 de agosto, con título ‘Sobre el taller infantil del toreo’, pone de manifiesto, utilizando argumentos convincentes, que la decisión tomada por el Ayuntamiento de Gijón sobre la no autorización para realizar cursillos infantiles de toreo en la playa, se llevó a cabo de manera tramposa al argumentar que dichos cursillos provocarían molestias a los usuarios de la playa. Dice la autora, con buen criterio, que la verdadera razón que hay detrás de la medida es evitar la polémica que produciría el rechazo de tal actividad en amplios sectores de la población.
Estando de acuerdo en que, efectivamente, tal como dice la carta, los ediles mienten (algo, por otra parte, a lo que nos tienen acostumbrados los políticos), llama la atención que en el escrito no se mencione el problema de fondo que hay detrás de todo esto: la vergüenza que para el género humano supone la fiesta de los toros; el hecho de que miles de individuos conviertan en un espectáculo divertido (y paguen por ello) la vista del martirio de un animal. Tampoco tiene en cuenta la autora de la carta las manifestaciones antitaurinas que año tras año se producen a las puertas del Bibio por estas fechas. Es como si no existiesen.
Todo ello pone en evidencia uno de los problemas que, en mi opinión, tiene esta sociedad: la falta de sensibilidad o empatía, no sólo con los animales como en este caso, sino también con nuestros conciudadanos. Una parte de la población puede estar manifestándose contra las mayores injusticias, mientras la otra muestra la más absoluta indiferencia.


                                                                Gijón, 24-8-2014 

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