Tenía que ser algo así. Tenía
que haber una explicación científica a nuestra incapacidad para entendernos.
Aquello que de forma tan clarividente dijo Sánchez Ferlosio: “nunca se convence
a nadie de nada”. Y la hay. Nos lo dice Eduardo Punset en su reciente libro ‘El
viaje al poder de la mente’. Se llama ‘disonancia cognitiva’ y se define como el
rechazo automático de nuestro cerebro a recibir argumentos o información que se
opongan a nuestras opiniones o creencias, ya sean políticas, religiosas o de
cualquier otro tipo.
Esto explica el increíble
fenómeno de los políticos, que se pasan la vida debatiendo sin modificar ni un
milímetro sus ideas, o el no menos increíble fenómeno de los nacionalismos.
Explica también la imposibilidad de entendimiento entre ateos y creyentes
(traten de convencer a un talibán sobre la igualdad de género, por ejemplo), o
la fragmentación de miles de asociaciones que, con la mejor buena fe, pretenden
cambiar el mundo, pero son incapaces de actuar unidos y presentar una
alternativa política al nefasto neoliberalismo. Explicaría, en fin, las
aberraciones que se cometieron en la historia debido a obcecaciones de todo
tipo.
Punset descubre en su libro
otros temas de interés, como el hecho de que sean las mismas zonas del cerebro
humano las que se activan cuando recordamos y cuando imaginamos, lo que
explicaría la necesidad de conocer nuestro pasado para proyectar acertadamente
nuestro futuro.
Son muchos más los misterios que
están siendo desvelados por los científicos en los últimos años relacionados
con nuestro cerebro, de tal manera que Punset cree que el actual siglo va a ser
revolucionario para la humanidad. Ojala sea la salida que necesitamos para esta
especie de locura colectiva en la que nos encontramos.
Gijón, 25-3-2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario