viernes, 8 de agosto de 2014

Vergüenza


Está a punto de consumarse uno de los actos más tristes y vergonzosos de la reciente historia de este país: el juicio y posible condena a Baltasar Garzón. Este juez fue un faro que iluminó con luz propia la democracia, no sólo de España sino del mundo, de tal manera que se ha convertido en una esperanza y un referente para todas aquellas personas que creen en el ideal de la justicia, que un mundo mejor es posible y que los tiranos no son impunes. Las protestas y manifestaciones que se producen aquí y más allá de nuestras fronteras lo corroboran. Son los herederos directos del franquismo, responsable de la existencia, aún hoy, de decenas de miles de españoles desaparecidos, los que le llevan al banquillo, precisamente por querer lavar esa afrenta.
España no puede construir su futuro sobre semejante ignominia. No se puede edificar la convivencia sobre una monumental mentira, la que impuso el anterior régimen y que aún perdura en amplios sectores de la sociedad. Las leyes que se esgrimen para condenar al juez son interpretables, tal como manifiestan prestigiosos juristas. En todo caso, las leyes las elabora el pueblo por medio de sus legítimos representantes. Que haya leyes que condenen a Garzón es una clara señal de que España aún está lejos de ser una democracia homologada.


                                                      Gijón, 14-4-2010

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