viernes, 8 de agosto de 2014

La Iglesia, una organización privada


Un columnista habitual de este periódico, que se presenta como religioso, argumenta en su artículo ‘Europa Laica’ contra la campaña que esta organización está haciendo para que los contribuyentes no marquen la X a favor de la Iglesia católica en su declaración. Está en su derecho al defender su postura contraria a tal pretensión. Pero es la naturaleza de sus argumentos y la forma de exponerlos lo que motiva mi réplica, que formulo a modo de protesta. Respecto a la forma, comienza su escrito diciendo: “Los laicistas de ‘Europa Laica’ (de todo hay en la Viña del Señor), presentaron la campaña ‘No marques ninguna casilla’ ”. Esta frase pone en evidencia el talante excluyente de este señor. Para él los laicistas son elementos extraños.
Pero lo que más llama la atención es el contenido de sus argumentos. Dice que si se reclama que el Estado no financie a organizaciones tales como las Iglesias o las ONGs, tampoco debe financiar a los partidos políticos o los sindicatos. Es decir, este señor confunde organizaciones de carácter privado con instituciones públicas, que es lo mismo que confundir la velocidad con el tocino. Posiblemente esté pensando en el anterior régimen en el que, efectivamente, el Estado no financiaba ni a partidos ni a sindicatos libres, porque estaban prohibidos.
Creo que a este religioso le convendría hacer un curso sobre ‘Educación para la Ciudadanía’, a fin de que conozca cómo se organiza la convivencia en una democracia. Aunque, conociendo la oposición a esta asignatura por parte de la organización (privada) a la que pertenece, la recomendación resulta inútil.


                                                           Gijón, 18-4-2010 

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