A tenor de la campaña electoral
y el resultado de las recientes elecciones europeas, se me ocurre hacer la
siguiente valoración:
Puesto que en España ganó Rajoy,
que Zapatero le entregue el avión Falcon, usado por éste en sus desplazamientos
electorales, y del que aquél tanto habló. Que el juez que sigue la instrucción
del presidente de la comunidad valenciana, señor Camps, acusado de corrupción,
se inhiba del caso al haber quedado absuelto por sus votantes. Otro tanto para
el caso de corrupción ‘Gürtel’ que se sigue en Madrid contra el Gobierno de
Esperanza Aguirre.
Respecto al resultado de las
elecciones en el resto de Europa, los trabajadores debemos felicitarnos por el triunfo
de la derecha ya que eso puede suponer, entre otras cosas, que lleven adelante
su propósito de implantar la jornada laboral de 68 horas semanales y suprimir
de paso los convenios colectivos. ¿Para qué los queremos? Particularmente
satisfechos debemos sentirnos por el triunfo de Berlusconi en Italia, verdadero
espaldarazo a su fastuosa vida de moderno sultán europeo (como se ha sabido
recientemente, su villa Certosa, en la isla de Cerdeña, en nada tiene que
envidiar al antiguo Topkapi de Estambul).
En general, los ciudadanos
debemos sentirnos contentos de haber recompensado a la derecha, principal
valedora de la política neoliberal que, al decir de los expertos, nos llevó a
la actual crisis económica. Después de todo, bien se merecen los especuladores
financieros una compensación por el susto que se llevaron.
El libro “El desgobierno de lo
público”, de Alejandro Nieto, (Ed. Ariel), informa detalladamente sobre el
permanente atraco que los partidos políticos hacen a la Administración
Pública. Conciben el Estado como un botín a repartir. Lo del
avión de Rajoy no fue más que un burdo señuelo para ganar votos.
Gijón, 8-6-2009
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