viernes, 8 de agosto de 2014

Nos falta diálogo


Asistimos asombrados (los que aún nos queda capacidad para ello) a la trifulca número tropecientosmil entre organizaciones, tanto políticas como cívicas. En este caso se trata del enfrentamiento entre varios sindicatos entre sí y el Gobierno del Principado con motivo de la carrera profesional. La lista de este tipo de enfrentamientos y divisiones resulta interminable. Cito, a modo de ejemplo, las desavenencias que se dan en la propia coalición entre IU y Los Verdes con motivo a la ampliación del Musel, la división interna en la propia IU o el PP asturiano, la ruptura en la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón, etcétera.
Si bien en un sistema democrático como el nuestro el conflicto social y político debe estar presente debido a que se parte de reconocer la realidad plural de la sociedad y a que no se puede excluir a nadie, también es verdad que el objetivo primero de dicho sistema es el entendimiento. Es decir, se trata de poner todos los medios por parte de todos para superar el conflicto. El camino más correcto para lograrlo es el diálogo. Y es ahí donde, en mi opinión, se está fallando. Carecemos de la cultura del diálogo. Confundimos muchas veces el diálogo con el cotilleo. Éste resulta fácil, el primero requiere un permanente esfuerzo, el que supone tratar de entender al otro, y un compromiso con la cultura, imprescindible para conocer la realidad en que vivimos.
Los ilustrados concibieron la convivencia democrática sobre la base precisamente de ciudadanos ilustrados (como lo eran ellos) y vinculaban el progreso a lograr sociedades cada vez más cultas.


                                                                             Gijón, 21-6-2009  

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