Como asiduo
lector de una columnista habitual de este diario, acepto la invitación que me
hace en su entrega “Tiempos diferentes”, para opinar sobre sus escritos. Sólo
voy a referirme a una frase que dice en ese mismo artículo; es la siguiente:
“Querría que de una buena vez se olvidaran los odios pasados, lo malo que
hicieron unos y los otros y se recordara lo bueno. Que se reconstruyera desde
el perdón”.
Aparte de que
creo que no es posible separar lo bueno de lo malo de nuestros recuerdos,
tampoco sería conveniente. Porque, suponga que nos olvidásemos de episodios
tales como el esclavismo, los totalitarismos del siglo XX, la Inquisición , las
Cruzadas, el colonialismo y todas las guerras, genocidios, torturas, matanzas,
etcétera, que se produjeron a lo largo de nuestra historia. ¿Qué pasaría? La
respuesta parece obvia: estaríamos condenados a repetirlo. Pero, ¿no lo estamos
repitiendo? Evidentemente, sí. Conclusión. No recordamos nuestra historia.
Gijón, 1-1-2004
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