miércoles, 13 de agosto de 2014

¡Feliz año!


Con el cambio de año solemos hacer balance de lo acaecido a fin de tomar impulso para la nueva etapa que comienza. En lo público la valoración puede ser la siguiente:
Las perspectivas las veo esperanzadoras. Bien es verdad que nos abandona Aznar, pero deja una España más unida y cohesionada, en la que podemos mirar al vecino con más confianza. El clima de consenso y diálogo que presidió su política se nota.  En el ámbito europeo, el impulso que ha dado a la UE, sobre todo en el terreno político, es evidente. Ha aprovechado su amistad con Bush para tender puentes entre los dos bloques y la ONU salió fortalecida. Ha sido una pieza clave para la democratización de los países árabes, especialmente Irak, cuya pacificación salta a la vista, y el terrorismo internacional tiene los días contados. (En agradecimiento nos darán su petróleo a precio de ganga).
En el ámbito regional también el futuro parece halagüeño. La coalición de la izquierda en el Gobierno del Principado sigue la moda de lograr mayores cotas de autogobierno en las autonomías. Conecta con el clamoroso y ancestral sentir identitario del pueblo astur y la futura televisión autonómica ayudará a normalizar nuestro hecho diferencial más acusado: el bable.
En lo religioso también somos afortunados. Nuestro señor arzobispo, don Carlos Osoro, nos recordaba a los asturianos en su mensaje navideño la suerte de tener la Santa Cueva de Covadonga. Cierto es que habrá quien sea tibio en la fe, pero el señor arzobispo nos da buenos consejos: “Si no os cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Por lo demás, el futuro religioso de venideras generaciones queda asegurado con la enseñanza de la Religión Católica en todos y cada uno de los cursos de primaria, secundaria, Bachiller e Iniciación Profesional.
¡Feliz año!
 Nota: dé el sagaz lector la vuelta a lo afirmado en este escrito como si de un calcetín se tratara y encontrará la patética realidad.
                                                                           Gijón, 28-12-2003


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