Vivimos en un tipo de democracia
competitiva que se caracteriza porque sus instituciones están diseñadas para
operar en un entorno de ciudadanos-consumidores, indiferentes, y en una vida
pública donde la desconfianza y la vigilancia recíproca son los únicos motores
de la maquinaria política.
Afirmaciones de esta índole
pueden encontrarse en un libro de recomendable lectura, sobre todo para las
personas que, considerándose de izquierdas, se hallan desorientadas, que
debemos ser la mayoría. Se trata de ‘Proceso abierto. El socialismo después del
socialismo’, de Félix Ovejero Lucas.
Tal como se apunta en el título,
el autor analiza la evolución histórica del socialismo, haciendo especial
hincapié en las causas que condujeron a los sucesivos fracasos: los errores del
marxismo, del socialismo real y de la socialdemocracia, al mismo tiempo que
señala sus logros históricos, siendo el mayor de ellos la conquista de la
democracia.
En todo caso, defiende la
hipótesis de que el ideario socialista con sus viejas ideas de libertad,
igualdad o fraternidad siguen vigentes, al menos, mientras no se ‘realicen’ en
el mundo, mientras persistan situaciones de opresión o injusticia.
El problema se presenta, según
Ovejero, a la hora de materializar dicho proyecto en el marco político
presente, caracterizado por las actuales capacidades y disposiciones humanas y
en el que no cabe esperar cambios relevantes en los patrones de comportamiento.
Es en esta difícil y compleja realidad donde el autor centra, una vez más, su
certero análisis para desenmascarar los falsos proyectos disfrazados de
izquierdistas, como la
Tercera Vía , al mismo tiempo que señala las posibles salidas
a la actual crisis, como el desarrollo o la recuperación del republicanismo con
sus mejores tradiciones de participación ciudadana, valores cívicos o
autorrealización.
Gijón, 20-8-2005
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