martes, 12 de agosto de 2014

Pensar por uno mismo


Ignacio Sotelo en un buen artículo publicado recientemente en la prensa nacional, titulado ‘Pensar por uno mismo’, reflexiona sobre una de las experiencias históricas más importantes vividas por el hombre: la Ilustración.
Menciona la definición que sobre la Ilustración hizo Kant: es la salida de una minoría de edad culposa, y por minoría de edad se entiende la incapacidad de usar la razón por uno mismo, plegándose a la dirección de otro. Somos culpables porque aceptamos esa dependencia voluntariamente. En cambio, ilustrado es el que piensa por sí mismo.
Se pregunta a su vez Sotelo sobre si hoy, dos siglos después, hemos avanzado por el camino señalado y la conclusión que saca es negativa. ¿Explicación? Pensar por uno mismo supone un esfuerzo permanente, pues exige la formación de criterio y, además de no estar valorado socialmente, es motivo, la mayoría de las veces, de conflictos con los demás.
Dos son los enemigos de la ilustración, según el autor del artículo: las iglesias y los Estados. Las iglesias predican “el no razonéis, pues por ese camino no llegaréis a ninguna parte, sino creed la palabra de Dios, tal como os la comunico”. Si bien Kant concibió en su tiempo la esperanza de que el cristianismo evolucionase hacia una religión ‘moral y racional’, la realidad frustró tal esperanza.
Respecto al Estado, éste resulta imprescindible para que la libertad se apoye en el derecho y no degenere en libertinaje, por lo que Estado e ilustración, aunque contradictorios, se necesitan mutuamente.
Finalmente, Sotelo identifica el verdadero progreso con la capacidad de los individuos para pensar por sí mismos (ciudadanos ilustrados), pero se muestra pesimista. Comparto sus opiniones.

                                                               Gijón, 4-9-2005


No hay comentarios:

Publicar un comentario