viernes, 8 de agosto de 2014

Un análisis de la crisis


Entre los numerosos análisis de todo tipo que se hacen sobre la crisis económica que padecemos, hay uno que es particularmente dañino: el que señala que no hay alternativa seria al actual sistema neoliberal, origen del cataclismo. Ello hace que las soluciones que se tomen no supongan más que parches para mal recomponer la actual economía del mercado.
La izquierda política, a quien incumbe la tarea de liderar tal alternativa, muestra, una vez más, su impotencia y ni siquiera es capaz de indicar el camino a tomar. Sin embargo, éste debería estar claro: profundizar en la democracia.
Las democracias realmente existentes son meramente formales, están carentes de contenido. ¿En qué ámbitos cuenta la palabra del ciudadano de a pié? Es más, suponiendo que le permitiesen hacer uso de ella ¿estaría en condiciones de poder tomarla?
La despolitización de la sociedad, la falta de compromisos cívicos (el nivel de sindicalización en España es del 15%, por ejemplo), el sálvese quien pueda generalizado convierten la actual democracia en un cascarón vacío.
De este análisis deriva, en mi opinión, la política prioritaria y unánime que deberíamos practicar todos los ciudadanos que nos sentimos críticos con el actual estado de cosas: conozcamos y demos a conocer la cultura democrática, única manera de poder ajustar nuestro comportamiento a las exigencias del ciudadano democrático. En definitiva, se trata de un compromiso mucho mayor y permanente con la cultura, la verdadera cultura, tanto a nivel individual como social.
Hoy por hoy, no se está haciendo.


                                                                              Gijón, 18-11-2008

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