Los españoles
hemos vivido en un breve espacio de tiempo tres tragedias que nos han
conmocionado: el hundimiento del Prestige, la caída del avión Yacólev 42, lleno
de militares y el choque de trenes en Chinchilla (para muchos hubo una cuarta
tragedia, que, a pesar de haber afectado a un país distinto del nuestro, hemos
asumido como propia: la guerra de Irak).
Una pregunta
que se hace pertinente al respecto (se ha hecho ya) es si hay alguna relación
entre estos hechos o son mero producto del azar. La respuesta varía, como
siempre, en función de la ubicación política, derecha o izquierda, del que la
emita (la percepción de la realidad entre unos y otros es distinta). Para los
primeros la explicación es la misma: errores humanos imprevisibles. Para los
segundos hay una causa común: una mala política.
No es éste el
lugar (por lo limitado del espacio) ni yo la persona indicada (por carecer de
información precisa) para hacer un análisis exhaustivo del tema, por más que
resulte del máximo interés, pero sí quiero hacer unas breves reflexiones sobre
la muerte de los 62 militares del accidente aéreo.
España tiene
desplazadas fuerzas del ejército en Afganistán, los Balcanes e Irak. Las
razones con las que se justifica este hecho no pueden ser mejores: ayuda
humanitaria. Sin embargo, llama la atención que estos tres países han sido
víctimas de guerras llevadas a cabo por ejércitos del primer mundo en las que
España fue cómplice. Las preguntas obvias que hay que hacerse son: ¿Cuántos
miles de millones de euros supuso la destrucción masiva de estos países (sin
entrar a valorar las víctimas y el sufrimiento humano)? ¿Cuántos miles de
millones supone la reconstrucción? ¿Cuántos millones cuesta el desplazamiento
de los militares? Desconozco la cifra, pero me la imagino astronómica.
Finalmente, ¿no hay una manera más racional, humana y civilizada de ayudar a
esos pueblos que ésta, a todas luces disparatada? La respuesta que damos muchos
ciudadanos a esta última pregunta es que sí. Somos los que salimos a la calle a
gritar: ¡Otro mundo es posible!
Gijón, 15-6-2003
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