Los responsables de suprimir la
gratuidad de la matrícula del primer curso universitario a los alumnos que han
obtenido matrícula de honor en segundo de Bachillerato sabían que la medida era
impopular, pues lo hicieron a escondidas, sin ninguna publicidad y en tiempo de
vacaciones para evitar posibles protestas. Como no hubo explicaciones, no
sabemos las razones que hay detrás de la medida, pero conociendo los círculos
de donde salió, podemos imaginar por donde van los tiros.
Si lo que se busca es igualar a los
estudiantes suprimiendo discriminaciones, creo que se aplica un criterio
equivocado, pues se trata de nivelar por arriba, en la excelencia, y no por
abajo, en la mediocridad. Por otro lado, está bastante generalizada la idea de
que el aprendizaje está relacionado con el esfuerzo del alumno, más que con
ninguna otra cosa, tal como lo contempla, por lo demás, la nueva Ley de
Educación (LOE). Por todo ello resulta conveniente mantener estímulos que
alienten y favorezcan el esfuerzo de los estudiantes y no suprimirlos como se
hizo en este caso.
Esta medida que fue tomada,
según parece, únicamente por nuestra comunidad autónoma resulta equivocada no
sólo porque perjudica a unos estudiantes que tienen bien merecido un
reconocimiento por su trabajo, sino porque no contribuye a mejorar el nivel de
la enseñanza, objetivo éste irrenunciable.
Gijón, 30-7-2006
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