Me gustaría llamar la atención de los lectores sobre
las aparentemente sorprendentes declaraciones que hizo el conocido escritor y
periodista Eduardo Haro Tecglen en su diario el 23 de septiembre cuando informó
sobre la conferencia que pronunció en los Encuentros Internacionales de
Juventud en Cabueñes. Digo sorprendentes porque contradicen la creencia
generalizada y el discurso oficial pronunciado tanto por políticos, como por cargos
institucionales y medios de comunicación.
Reproduzco alguna de sus frases: “no hay democracia
ni situación de equilibrio porque no les interesa a los que gobiernan”. “En
estos momentos no existe esperanza porque nadie cree que este país pueda llegar
a ser demócrata algún día”. “Los gobiernos no representan al pueblo, los
partidos son herméticos y sus líderes autócratas”. “No votaré hasta que se
establezca la auténtica democracia. Así que, probablemente, me moriré antes de
hacerlo”. “La juventud debería apoyar la democracia real, pero está en una
situación difícil. No tiene salidas de trabajo ni de vivienda”.
Ante esta contradicción se pueden hacer las
siguientes preguntas: ¿Es Haro Tecglen un viejo que chochea? ¿Es un personaje
que busca la popularidad llamando la atención? ¿Es una persona honesta y
clarividente que dice la verdad? ¿Hay o no democracia en este país? Creo que
las respuestas a estas preguntas dependerán de las circunstancias de cada cual.
Una mayoría importante de personas, ajenas a la política, dirán que aquí hay
democracia para no complicarse la vida. Otro colectivo formado por gente bien
situada social y económicamente dirá lo mismo porque les va bien y eso es lo
que les interesa. Los políticos dirán, no sólo que hay democracia sino, además,
que está consolidada, porque viven de ella. Sólo una minoría piensa, como Haro
Tecglen, que aquí no hay democracia porque cree en ella.
Gijón, 30-9-2002
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