jueves, 14 de agosto de 2014

Algo huele a podrido


        Bienvenida al mundo de los adultos. Me refiero a la autora del artículo ‘Algo huele a podrido’, publicado en EL COMERCIO el 11 de octubre. Las reflexiones que ella hace en su escrito corresponden a un análisis elemental de la realidad que estamos viviendo (muchos padeciendo), pero que, paradójicamente, nadie, o casi nadie, parece advertir, al menos públicamente, y menos que nadie, los políticos. El discurso oficial de éstos y el de los medios de comunicación es que vivimos en el mejor de los mundos y esta idea está asumida por el colectivo social que actúa y se comporta en consecuencia.
          Sin embargo, como dice la citada señora, algo huele a podrido. Ese algo es la globalización neoliberal que lo invade todo. Huelen a podrido los cadáveres (un olor insoportable) de miles de seres humanos que desesperados son víctimas inocentes e impotentes de este sistema depredador e insolidario, sin alma (emigrantes clandestinos, palestinos engañados por todos, hambrientos, desheredados, excluidos del mundo entero, etcétera). Huele a podrido la prepotencia y la sinrazón del Gobierno de la nación más poderosa de la Tierra y sus serviles lacayos, los dirigentes occidentales, vendidos a los intereses económicos sin ninguna dignidad. Huele a podrido la actitud insolidaria y ausente de miles de nuestros conciudadanos, que cómodamente instalados en la sociedad del consumo, asumen el pensamiento único y son ajenos y también indirectamente causantes de estos males. Huelen a podrido los políticos que, responsables directos de este estado de cosas, sólo buscan obtener votos en las elecciones para mantener sus cargos y, por tanto, el actual ‘estatus’.
       ¿Soluciones a todo esto? primero, tomar conciencia de ello y denunciarlo como tú has hecho. Segundo, saber que la solución pasa por la política, por lo que los ciudadanos tendremos que implicarnos en ella (y como las organizaciones políticas y sindicales son actualmente aparatos excluyentes, habrá que cambiarlos).       Tercero, hay que asumir y divulgar una ideología alternativa a la neoliberal. Esa no es otra que la de la izquierda, debidamente actualizada y corregida de los errores pasados. ¿Seremos capaces los ciudadanos de hacer este recorrido?


                                                                                       Gijón, 20-10-2002 

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