De las reflexiones que hace el
señor Díez sobre la política en su columna ‘Ars política’ (24 de enero) se
puede afirmar que, contempladas por separado, son acertadas, pero relacionadas,
tal como él hace, conducen a una conclusión (¿deliberada?) negativa: la
política, aunque necesaria, es perversa.
Así, después de exponer diversas
definiciones sobre la política, se queda con la de Groucho: “La política es el
arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar
después los remedios equivocados”. Por supuesto, nos recuerda la poca
honorabilidad de la clase política y lo desacreditados que están los partidos.
En definitiva, leyendo su artículo, uno no puede menos que recordar la célebre
frase de aquel taimado general: “Haz como yo, no te metas en política”.
Sin embargo, esta realidad tiene
otro punto de vista más positivo. Es el que parte de la definición incuestionable
de Aristóteles: “El hombre es un animal político”. Todo lo que hacemos, por
tanto, es política, de ahí su extraordinaria importancia. El problema se
plantea cuando por falta de cultura política -léase cultura general- no somos
conscientes de la política que hacemos. Los pueblos despolitizados son
fácilmente manipulables.
Por otra parte, es bien conocida
la frase “el saber os hará libres”, en alusión, precisamente, a que, mediante
la cultura, el ser humano puede comportarse según su propio criterio, es decir,
hace la política que quiere y no la que otros le dictan.
La conclusión que se saca de
todo ello es que se necesita mayor compromiso de la sociedad con la política.
Gijón, 28-1-2007
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