domingo, 10 de agosto de 2014

Sobre la teoría del 'diseño inteligente'


El obispo auxiliar de Oviedo, señor Berzosa, da a conocer sus ideas tanto religiosas como políticas en una entrevista publicada en este periódico el día 9 de octubre. Éstas se caracterizan por estar en perfecta sintonía con los vientos ultraconservadores que soplan desde el Vaticano, y confirman que las esperanzas que supusieron para la humanidad el Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II han quedado irremisiblemente arrumbadas.
En su ofensiva contra la ciencia y la razón, hace el señor obispo una advertencia a los científicos, personalizados en este caso en los tres codirectores de Atapuerca y en especial uno de ellos, el señor Carbonell: no se metan ustedes en asuntos de ética y filosofía y dejen para la Iglesia esos menesteres.
Enlaza, así, con la tradición secular de la Iglesia católica según la cuál las conclusiones a las que llegan los científicos en sus investigaciones o coinciden con la Verdad Revelada (con mayúsculas) o caen en el error (en épocas pretéritas éste se identificaba con el pecado y se castigaba con la tortura o la muerte).
La Iglesia católica condenó en su día la teoría de la evolución de Darwin porque echaba por tierra la creencia del Paraíso Terrenal y la existencia del Adán y Eva. En la actualidad las pruebas son tan evidentes que no pueden negar la explicación darwinista de la vida, pero la tergiversan con lo que llaman la teoría del ‘diseño inteligente’, según la cual la evolución se puede admitir siempre y cuando se interprete como un plan premeditado y conducido por un ser superior que se llama Dios.
Sin embargo, parece evidente que no pueden confundirse las conclusiones científicas, producto de la observación de la naturaleza, con las opiniones que se fundamentan en interpretaciones subjetivas de supuestas verdades reveladas y asumidas por la fe.


                                                           Gijón, 12-10-2005

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