En un excelente artículo, ‘La
laicidad explicada a los niños’, aborda el filósofo Savater el significado de
un término muy manipulado hoy en día: la laicidad.
Define la laicidad como “el
reconocimiento de la autonomía de lo político y civil respecto a lo religioso,
la separación entre le esfera terrenal de aprendizajes, normas y garantías que
todos debemos compartir y el ámbito íntimo (aunque públicamente exteriorizable
a título particular) de las creencias de cada cual”.
Hace Savater un breve repaso de
la actitud radicalmente hostil que tuvo la Iglesia católica contra la separación entre el
Estado y la Iglesia
que se inició en el siglo XVIII con la proclamación de los Derechos del Hombre.
Una oposición que se mantiene hasta la actualidad como se demuestra, entre
otras cosas, en la reivindicación de los obispos de lo que llaman el derecho de
los padres a elegir libremente la educación de sus hijos. Savater afirma que va
contra la democracia pretender que los valores de los padres se antepongan a
los valores cívicos en los que se fundamenta la democracia, estando, por tanto,
el Estado únicamente comprometido a educar en base a esos valores, es decir, a
formar ciudadanos demócratas.
Por si quedase alguna duda al respecto, Savater cita la siguiente frase
de Claudio Magris: “En nombre del deseo de los padres de hacer estudiar a sus
hijos en la escuela que se reclame de sus principios –religiosos, políticos y
morales- surgirán escuelas inspiradas por variadas charlatanerías ocultistas
que cada vez se difunden más, por sectas caprichosas e ideologías de cualquier
tipo. Habrá quizá padres racistas, nazis o estalinistas que pretenderán educar
a sus hijos –a nuestras expensas- en el culto de su Moloch o que pedirán que no
se sienten junto a extranjeros...”.
Gijón, 7-11-2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario