El filósofo Savater citaba en un
reciente artículo suyo una frase de Santayana: “No hay tiranía peor que la de
una conciencia retrógrada o fanática que oprime a un mundo que no entiende en
nombre de otro mundo que es inexistente”. Se estaba refiriendo a la jerarquía
eclesiástica española.
Y es desde esta perspectiva
desde la que hay que juzgar la manifestación celebrada en Madrid el día 12 por la Iglesia /PP en contra de la
nueva ley de Educación que pretende establecer el Gobierno. Les parece poco a
los manifestantes las concesiones que hace el Gobierno socialista a sus
intereses. Pero repasemos esas concesiones:
La nueva ley mantiene la oferta
obligatoria de la religión para los centros y la elección voluntaria para los
alumnos. El Estado paga los sueldos de más de 30.000 profesores de religión que
imparten clase en España, lo que supone más de 500 millones de euros al año. La
red concertada recibe al año unos 4.000 millones de euros de los que unos 2.700
van a parar a los centros religiosos, y, para sufragar los sueldos de curas y
obispos, el Estado destina cada año 40 millones por encima de lo recaudado por
el IRPF con la casilla del 0,52% destinado a la Iglesia. Esta
sobrefinanciación ha supuesto para la Iglesia más de 500 millones de euros desde 1991.
Ningún estado del mundo que se declare no confesional otorga tales ventajas a
una organización religiosa.
Yo no sé hasta qué punto conocen
los señores manifestantes esta realidad, pero es evidente que no entienden que
en España gobierna actualmente un partido socialista que tendría que
traicionarse a sí mismo si aceptase sus pretensiones. Algo totalmente
inconcebible.
Gijón, 13-11-2005
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