miércoles, 13 de agosto de 2014

Sobre la enseñanza de la religión (II)


Quisiera salir al paso de algunas opiniones emitidas en este mismo diario que me parece no responden a la realidad. El motivo por el que muchos ciudadanos nos oponemos a la regulación de la enseñanza de la Religión que hace la LOCE no es impedir que los alumnos conozcan la enorme influencia que tuvo la religión, concretamente el cristianismo, en la creación de nuestra cultura occidental, sino la distinción que se hace entre alumnos creyentes y no creyentes. La importancia de la religión en la historia es grande, como digo, pero no mayor que otros acontecimientos históricos como la cultura clásica, el Renacimiento, la Ilustración, la revolución industrial o la liberación de la mujer por citar sólo algunos ejemplos, por lo que no tiene sentido darle un tratamiento diferenciado. Respecto a que sean miembros de la Iglesia Católica los que enseñen a los creyentes la asignatura de Religión es igualmente inadmisible pues carecen de la objetividad que requiere toda enseñanza, ya que pretenden catequizar a nuestros jóvenes y un espacio público no es el lugar para hacerlo.
Acerca del artículo del señor arzobispo de Pamplona titulado “Más educación física y menos religión”, publicado en este diario el 17 de febrero, se podrían escribir varias páginas rebatiéndolo. Decir, solamente que no se trata de sustituir la religión por la educación física, sino por la razón. Oponemos el conocimiento científico y racional al dogma y a la fe. Se trata de enseñar según el espíritu de la Ilustración, resumido en la frase ‘sapere aude’ (atrévete a saber), emitida por Kant. (Por cierto, en días pasados se ha cumplido el 200 aniversario de su muerte en total olvido).

                                                       Gijón, 20-2-2004


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