Quisiera
salir al paso de algunas opiniones emitidas en este mismo diario que me parece
no responden a la realidad. El motivo por el que muchos ciudadanos nos oponemos
a la regulación de la enseñanza de la Religión que hace la LOCE no es impedir que los
alumnos conozcan la enorme influencia que tuvo la religión, concretamente el
cristianismo, en la creación de nuestra cultura occidental, sino la distinción
que se hace entre alumnos creyentes y no creyentes. La importancia de la
religión en la historia es grande, como digo, pero no mayor que otros
acontecimientos históricos como la cultura clásica, el Renacimiento, la Ilustración , la
revolución industrial o la liberación de la mujer por citar sólo algunos
ejemplos, por lo que no tiene sentido darle un tratamiento diferenciado.
Respecto a que sean miembros de la Iglesia Católica los que enseñen a los creyentes
la asignatura de Religión es igualmente inadmisible pues carecen de la
objetividad que requiere toda enseñanza, ya que pretenden catequizar a nuestros
jóvenes y un espacio público no es el lugar para hacerlo.
Acerca del
artículo del señor arzobispo de Pamplona titulado “Más educación física y menos
religión”, publicado en este diario el 17 de febrero, se podrían escribir
varias páginas rebatiéndolo. Decir, solamente que no se trata de sustituir la
religión por la educación física, sino por la razón. Oponemos el conocimiento
científico y racional al dogma y a la fe. Se trata de enseñar según el espíritu
de la Ilustración ,
resumido en la frase ‘sapere aude’ (atrévete a saber), emitida por Kant. (Por
cierto, en días pasados se ha cumplido el 200 aniversario de su muerte en total
olvido).
Gijón,
20-2-2004
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