martes, 12 de agosto de 2014

Sobre el primer aniversario del 11-M


Acaba de cumplirse el primer aniversario del tremendo atentado terrorista de Atocha. Son muchos los análisis que pueden hacerse en torno al acontecimiento, pero hay uno que destaca sobremanera. Se trata de la perversión que de la política hacen los profesionales de la misma.
Este mal alcanza a todos los partidos (al menos los más importantes) y consiste fundamentalmente en que hay un alto porcentaje de políticos que emplean la política no como un medio para servir al pueblo, sino como su ‘modus vivendi’. Ello produce un distanciamiento entre los políticos y los ciudadanos a los que deberían representar con la consiguiente frustración y deterioro de la convivencia.
Pero es obligado señalar que hay un partido político que destaca sobre todos en la manipulación interesada de la realidad. Me refiero al PP. Incapaz de salirse de la equivocada trayectoria a la que le lanzó su ex líder (¿o actual líder en la sombra?), sigue instalado en la confrontación, la crispación y la descalificación permanentes.
Así, resulta asombroso que aún sigan manteniendo la descabellada tesis de la implicación de ETA en el atentado, culpando al PSOE de que no aparezcan pruebas que lo corroboren (no aparecen las pruebas porque no existen). Insultan y descalifican a Gregorio Peces-Barba que resulta ser un modelo de ciudadano y de político íntegro y comprometido. Utilizan a la asociación de víctimas del Eta para arremeter contra el Gobierno (véase la grosera manipulación de la pasada manifestación de Madrid contra la excarcelación de etarras). Pero, sobre todo, donde la perversión política se hace insoportable es en la descalificación de Pilar Manjón, representante de la víctimas del 11-M, alegando que, al estar afiliada a CC. OO, su opinión no es equitativa.
Es evidente que a este PP no le interesa que los ciudadanos estemos comprometidos con la política en ningún frente. A nadie se manipula mejor que a un pueblo políticamente enajenado.


                                                    Gijón, 12-3-2005

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