jueves, 7 de agosto de 2014

Sobre el aborto


Llaman la atención los argumentos que algunos antiabortistas, generalmente varones, exponen para impedir que una mujer embarazada decida por sí misma si tiene al hijo concebido; porque ése es el objeto de la ley del aborto: conceder el derecho a la mujer para que pueda elegir libremente ser madre o no. El que haya mujeres que queden embarazadas sin proponérselo, es una realidad que fue, es y será. Ignorar este hecho es un acto de hipocresía inaudito. Lo mismo que ignorar la dramática situación que se le puede presentar a una mujer que, quedando embarazada accidentalmente, se la obligue a tener al hijo no deseado. Es fácil comprender que tal suceso puede acarrear la ruina de su vida. Esto es tan obvio que huelgan explicaciones.
Pues bien, tal como decía al principio, algunos antiabortistas le dan la vuelta a esta incuestionable realidad y afirman con el mayor aplomo (carta ‘El aborto’ en este periódico con fecha 3-7-10) que las razones que les llevan a oponerse a la ley del aborto es impedir que la mujer embarazada accidentalmente sufra un trauma si decide no tener al hijo no deseado. Es decir, el drama le sobreviene a la mujer que decide por sí misma sobre su vida y no se somete a los preceptos de los antiabortistas. Todo un alarde de cinismo.


                                                            Gijón, 3-7-2010 

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