miércoles, 13 de agosto de 2014

Respuesta a doña Carmen


Contestaba yo en mi última carta a otra anterior de Carmen que titulaba “Violencia”, y como creo que son muy significativos los argumentos que expone (por ser compartidos por gran número de personas), retomo el tema para tratar de explicar mis puntos de vista, muy diferentes a los de ella.
Terminaba yo mi anterior carta diciendo que era responsabilidad de los ciudadanos hacer valer la democracia como única manera de conseguir la paz en el mundo y si ésta no se está logrando es señal evidente que las democracias en las que vivimos no funcionan. Es por ello imprescindible detectar los fallos para corregirlos.
El más evidente es que, al ser la democracia una cultura, las personas son demócratas en la medida en que adquieran esa cultura, y somos muchos, creo yo, los que opinamos que ésta brilla por su ausencia. Dicho con otras palabras: la democracia es la gran desconocida.
La democracia es, también, una cuestión de ética. El verdadero demócrata ajusta su comportamiento a los valores democráticos, aunque ello no le reporte beneficio material o social alguno y por encima del escepticismo o la decepción que le pueda producir el comportamiento de los demás.
Finalmente, la democracia es una cuestión de fe en la medida en que se cree en ella. A este respecto, doña Carmen, su frase “las guerras las promueven los políticos y las masas de ciudadanos son empleadas según les convenga a ellos. Y eso ha sido siempre así, desde tiempos inmemoriales” denota que no cree usted en la democracia.
Sólo en la medida en que creamos en la democracia, se podrá impedir que gobernantes desaprensivos y mediocres hagan guerras como la de Irak, por ejemplo.


                                                           Gijón, 10-05-2004

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