Una asidua
colaboradora de esta página, Carmen, se queja en su última carta, “Violencia”,
de que los medios de comunicación “invaden la tranquilidad de nuestros hogares”
–son sus palabras- con tanta información sobre violencia.
Conociendo a
doña Carmen (por sus cartas) es difícil pensar que reivindique la censura de la
información que se practica, por ejemplo, en EE UU sobre la guerra de Irak,
para evitar que la opinión contraria a la política de Bush se extienda, (a los
norteamericanos se les ha privado de ver imágenes de los cadáveres de sus
soldados muertos en ese conflicto hasta fecha reciente). Creo, más bien, que
las razones son las que ella misma expone en su carta: “para no tener
pesadillas durante el sueño”.
Esta opinión
es errónea, no obstante, porque los informadores deben exponer fielmente la
realidad del mundo en que vivimos. Si bien es verdad que hay miles de noticias
que dar y que se podría, incluso, seleccionar las “más relajantes”, el criterio
a seguir es que se seleccionen en base a un orden de prioridades. Y, a la hora
de establecer ese orden, el primer lugar lo ocupan, desgraciadamente, las
noticias sobre la violencia humana. Esto no es para “amargarnos continuamente el
café”, sino para recordarnos que la tremenda realidad, que Hobbes describió ya
en el siglo XXVII: “el hombre es un lobo para el hombre”, sigue vigente en
nuestros días; y que la democracia, cuya razón de ser es, precisamente, superar
este estado de cosas, no está funcionando.
Cosa bien
distinta es que contemplemos estas noticias como quien oye llover, pero eso es
un problema que atañe a la conciencia de cada cual.
Gijón, 8-05-2004
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