Resulta que el asiduo de esta
página de opinión que culpa al tándem PP/Iglesia de todos los males, al que se
refiere el señor Juanmartí en su carta del 2 de febrero, soy yo y por alusiones
me veo obligado a defenderme. Lo tengo fácil, por más que veo difícil que mi
interlocutor acepte alguno de mis argumentos.
No critico tanto al PP y a la Iglesia por mi condición
de izquierdas cuanto por considerar que dañan con su política al sistema
democrático que nos hemos impuesto. ¿De qué manera? El PP haciendo de la
mentira, la manipulación y descalificación del adversario su moneda de uso
corriente. Respecto a la
Iglesia católica ha olvidado que en una democracia las
creencias han de vivirse en el plano de la privacidad y ha irrumpido una vez
más en la vida pública con sus viejos anatemas y prejuicios.
Se me argumentará que el PP no
miente. Voy a dar solo dos ejemplos de
lo contrario a modo de muestra. Uno, la guerra de Irak ¿Hace falta recordar la
historia a estas alturas? Evidentemente, no, pero sí decir que los responsables
de esta monumental mentira, Aznar y su partido entre otros, siguen por la vida
de rositas y ni han pedido perdón ni han renunciado a la política que propició
tal catástrofe. El PP se erige en España como el único defensor de la Constitución. A
tal propósito convoca una de sus ‘multitudinarias’ manifestaciones y recoge
firmas por toda España. Pero, hombre, ¿quién luchó en este país, en muchos
casos hasta el heroísmo, para traer las libertades democráticas y la Constitución ? ¿Fue el
PP/AP? Sentiría vergüenza tener que explicarlo.
Finalmente, disiento de usted
sobre el valor de las palabras. En una democracia la palabra es sagrada y no se
pueden hacer con ella juegos malabares como hace usted en su carta.
P.D. El asiduo a ‘Cartas al
director’ al que usted se refiere es un ciudadano que cree en la democracia y
la defiende con la mejor arma de que dispone: la palabra.
Gijón, 2-2-2006
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