Sin complejos expone sus ideas
José María Areilza de Carvajal en su artículo “La diplomacia de las emociones”
(El Comercio, 1 de agosto). En resumen, viene a decir que los españoles
haríamos bien en no dejarnos llevar por las emociones que sentimos ante las
matanzas y destrucciones diarias ocasionadas por la guerra de Irak, y ser lo
suficientemente pragmáticos como para volver a la vía diplomática emprendida
por Aznar que consistía, como es bien sabido, en ser amigos de Bush, por
aquello de que íbamos a ganar bastante más.
No sé si este señor es miembro
de la FAES
(organización cultural fundada por Aznar -genio y figura- para divulgar su
ideología), pero, no cabe duda de que está inspirado por ella. Sus principios
son bien simples. Recordemos: guerra preventiva (anticipatoria decía el
interfecto) para golpear primero (o por si acaso); combatir el terrorismo en
sus efectos y no en sus causas; y hacer favores previos para que,
posteriormente, te los hagan a ti.
De todo ello dio abundantes
pruebas prácticas Aznar. Una, que creo que viene a cuento recordar aquí por
aquello de la reciente bronca que el Papa echó a Zapatero en su visita al
Vaticano, es la siguiente: Aznar fue recibido por su santidad varias veces sin
ser amonestado lo más mínimo, a pesar de ser un promotor destacado de la guerra
de Irak, guerra, como se sabe, condenada por el mismo Papa. Y es que,
previamente, Aznar le había hecho el favor de permitir la entrada de la Iglesia en los colegios
para impartir la enseñanza de la religión católica, amén de promover la
inclusión de las raíces cristianas en el texto de la Constitución Europea.
Política sin complejos se llama a eso.
Gijón, 2-8-2004
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