viernes, 8 de agosto de 2014

Política coherente


La decisión del Gobierno de suavizar las condiciones penales del etarra De Juana -dentro de la más escrupulosa legalidad- resulta coherente con su política encaminada a conseguir el fin del terrorismo vasco, que lleva azotando a España desde las postrimerías del franquismo. Las condiciones favorables a tal propósito, que se dan en la actualidad, parecen tan claras que cualquier Gobierno que no intentara aprovecharlas sería irresponsable.
Todos los indicios apuntan a que hay dos facciones enfrentadas en el mundo ‘abertzale’. Un sector que, con Otegui como cabeza visible, busca el fin de la violencia sin pagar precio político alguno (así lo ha expresado sin ambages en sus últimas declaraciones), enfrentado a otro sector que, o bien exigiría contrapartidas políticas o bien no está dispuesto a renunciar a la lucha armada (como confirma el inesperado atentado de Barajas).
Parece razonable que la política del gobierno potencie las posiciones del primer grupo sobre el segundo; de ahí la comentada decisión sobre De Juana. Es evidente que su muerte, como resultado de la huelga de hambre emprendida, supondría una baza muy valiosa a jugar por los más radicales.
Pero, al mismo tiempo, esta medida ofrece una ocasión preciosa a los defensores de la teoría catastrofista que practican la política de ‘cuanto peor, mejor’ como medio para conseguir el poder. Representa para ellos un trozo de carnaza, que suponen les va a proporcionar réditos electorales, y no lo van a soltar hasta las próximas elecciones del 27 de mayo. Máxime teniendo en cuenta que la teoría de la conspiración, tan arduamente elaborada desde el atentado del 11-M, se les está viniendo abajo como un castillo de naipes en las primeras sesiones del macro-juicio.


                                                            Gijón, 4-3-2007 

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