Hace algunas fechas se ha
producido un hecho que resulta sorprendente en una democracia: el principal
partido de la oposición, con posibilidades de gobernar, ha decretado el boicot
a uno de los grupos mediáticos más prestigiosos, el grupo Prisa. Ha prohibido a
sus militantes participar en dicho medio y recomienda a los anunciantes, que
constituyen una de sus principales fuentes de ingresos, que lo excluyan de sus
anuncios.
Esta medida, además de mostrar
el grado de enrarecimiento político al que se ha llegado, pone en evidencia la
poca credibilidad democrática del PP. La libertad de expresión de este país
puede verse seriamente afectada si este partido llega al poder.
Respecto a los propios medios de
comunicación hay que señalar también un hecho significativo: la radical
disparidad con que interpretan la realidad. Así, en la medida en que un
ciudadano escuche una determinada emisora de radio u otras tendrá una percepción
de la política distinta. La idea que un lector pueda tener del 11-M, por
ejemplo, variará sensiblemente según en qué diario se informe.
La manipulación de la realidad
que hacen muchos medios no es exclusiva de España. Por poner un ejemplo, se
sabe que el Gobierno de EE UU difícilmente hubiese hecho la guerra de Irak sin
la colaboración interesada de los grandes medios de comunicación de aquel país.
A modo de conclusión, el
ciudadano que quiera informarse objetivamente deberá tener en cuenta este
panorama mediático y distinguir entre quién informa correctamente y quién da
gato por liebre.
Gijón, 11-5-2007
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