viernes, 15 de agosto de 2014

Perderse en los Picos

       Es frecuente la noticia de personas que se pierden en los Picos de Europa mientras practican montañismo. Los medios se hacen eco de estos hechos cuando intervienen los equipos de rescate (eficazmente, por cierto). Es fácil intuir que el número de casos de excursionistas extraviados que consiguen encontrar el camino por sus propios medios es mucho mayor, quedando la experiencia reducida a un incidente desagradable que no trasciende.
       La imprudencia o la ligereza con que muchas veces nos aventuramos en los Picos puede ser una explicación plausible a estos sucesos, pero sería un error reducirlo todo a esa única causa. En días pasados, en una clásica ruta por la zona -Vega de Ario-, he sido testigo del extravío de tres grupos de excursionistas en otros tantos puntos del camino. En dos de los casos tuve la oportunidad de avisarles a tiempo de su error con lo que evitaron encontrarse en una situación desagradable. La principal causa en los tres casos fue la deficiente señalización que, unido a que el camino no está bien marcado, hace que sea fácil perderse.
       Debe tenerse en cuenta que la mayoría de las personas que se internan por esos lugares lo hacen por primera vez y son totalmente desconocedoras de la zona. El Parque Nacional de los Picos de Europa está muy promocionado y es cada vez mayor el número de visitantes que se adentran en él (muchos de ellos extranjeros).
       Uno de los incidentes antes citados se produjo cuando estábamos de regreso hacia el lago Ercina. Eran las últimas horas del día; se bajaba por una empinada canal que invitaba a seguir descendiendo hasta unas cabañas que se veían en el fondo. Una señal en mitad de la canal indicaba que la senda se desviaba por la ladera hacia la izquierda. Todo correcto, si no fuera que la señal estaba caída, lo que convertía el lugar en una trampa. Al poco tiempo hizo acto de presencia una espesa niebla. Me pregunto qué habría pasado si no se hubiese dado la circunstancia de avisar a esas personas a tiempo.
       De todo ello y de otras experiencias sufridas en carne propia deduzco que se puede y se deben tomar medidas para mejorar la señalización y el estado de los caminos de esa zona incomparable que son los Picos de Europa.


                                                        Gijón, 28-8-2008

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